Capítulo 7

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Llevamos caminando al rededor de una hora y el silencio se volvió dueño de la situación. Miles de pensamientos se esparcen por mi cabeza. ¿Qué pasa si no podemos escapar? ¿Si este mundo solo es para que entre gente que nunca sale? Si logramos salir, ¿donde vamos a ir exactamente?
-Nunca pregunté cuanto llevas acá. - le digo algo cansado por el viaje -. Conoces el lugar como si llevaras años encerrada.
-¡Nada de años! - dice sin poder imaginar la idea -. Supongo que unas tres o cuatro semanas, la verdad es que es difícil seguirle el tiempo a este lugar.
-Es verdad - asiento confundido por las mismas inquietudes. Ella pregunta ahora.
-¿Has podido recordar algo de tu pasado?
-Solo a mi hermano, Cristian. Es raro, como si lo soñara - vuelvo a los pensamientos borrosos - De alguna forma estoy seguro que el siente lo mismo.
-¿Qué te dice en esos sueños?
-Siempre estamos en nuestra vida cotidiana y al final empiezo a caer en este mundo. En ese momento siento la conexión y me doy cuenta de que me estoy alejando. La última vez me dijo que me buscaría, qué solo tenia que aguantar.
-Espero que no esté tan loco para venir a este infierno - me dice sonriendo.
-Si qué lo está. - respondo devolviendo la sonrisa.

Después de una hora más subiendo cadenas montañosas llegamos a la entrada de una cueva. El medio círculo tiene como cinco metros de altura y en las paredes del interior hay cables unidos y lámparas colgadas que desprenden una tenue luz.
El mapa no indica rutas ni caminos, a partir de ahora estamos yendo a lo desconocido.
Solo caminamos unos veinte minutos, siguiendo siempre el camino de la izquierda a la hora tener que decidir cuando éstos se dividían, de esa forma sería más rápido volver a un principio. Nos hizo falta retroceder una sola vez cuando nos topamos con una pared bloqueando el camino. En nuestra segunda alternativa llegamos a una gigantesca puerta dorada.
-Es la salida - digo casi convencido.
Eva solo se limita a mover la cabeza asintiendo. El viaje nos agotó, dentro de la cueva falta el aire y el ambiente es más húmedo y pesado que afuera . Empujo la puerta tratando de abrir, no se mueve ni un centímetro. A la altura de mi pecho hay una cerradura.
-La llave al paraíso no se consigue en la tierra. Es nuestra estrella mayor, alimento de los espectros, quien alberga el conocimiento para abandonar el futuro inevitable. - las palabras de Eva, leyendo la escritura encima de la puerta, son casi una tortura al darme cuenta que esta puerta no se va a mover, a menos que tengamos la llave.
-Nunca lograremos salir - dice desplomandose al suelo.
Mis pensamientos vuelan de nuevo. Miro la puerta dorada y busco en el mapa algún punto en común. Las montañas están resaltadas con amarillo. El alimento de los espectros es el Sol, la estrella mayor.
-Un color por cada viaje, o un viaje para cada color - digo casi susurrando.
-¿Qué? - pregunta Eva todavía sin ganas de retomar la marcha.
-¿Qué pasa si necesitamos la llave amarilla o dorada para abrir esta puerta? Es el color que nos indicaba el mapa. - sigo pensando en voz alta.
-¿Y eso que? No sabemos donde encontrar la llave de ningún color para las puertas. - me interrumpe.
Saco lentamente el Diamante sin haber prestado atención a la claridad del color celeste que desprende de sus montones de caras. Eva me mira y creo que está pensando lo mismo que yo.
-Si esta es nuestra "llave" es de la puerta celeste.
Ella se levanta rápido para mirar el mapa y mirándome a los ojos me dice:
-El laberinto.
-Nos tomaría horas en llegar, el amanecer nos va a quitar nuestras posibilidades.
-Tenenos que intentar. - me dice saliendo apurada por el camino que vinimos.
Al llegar a uno de los cruces veo una extraña criatura asomándose tímidamente. Se acerca unos metros y la luz lo refleja claramente. Una especie de lobo de dimensiones exageradas nos vigila amenazadoramente. En cuestión de segundos se da la vuelta y sale corriendo alejándose de nosotros, lo que nos hace acelerar el paso por las dudas que vuelva con refuerzos.
Salimos de la cueva y fijamos el destino en el laberinto. De solo pensarlo ya me aterroriza. Volver a sentir la sensación de desesperación, al caer desorientado en este mundo. Siendo perseguido por fantasmas, atormentando mi cuerpo y mente, como si fuera una pesadilla que nunca termina.
Después de varias horas pasamos de largo el gigante rosedal y el teatro. Solo debemos estar a media hora. Un ruido extraño se siente desde arriba. No es de ninguna atracción, parece del oscuro cielo. Segundos después es seguido por una luz que quemó unos instantes nuestros ojos. No veo donde ponernos a cubierto, hasta que nos acostumbramos a la luz y nos miramos con desconcierto. Es como si existiera un techo por sobre todo el complejo y generara una luz imitando el Sol. Nos damos cuenta de lo que está por venir.
-Tenenos que apurarnos. - digo asustado.
-Los espectros - me dice saliendo a la carrera.
Corremos por diez minutos y ya veo la entrada al laberinto. Dura unos instantes presente y luego desaparece. Esperamos el momento donde vuelve a surgir desde la niebla y nos adentramos. Todo está iluminado bajo el efecto del "cielo soleado", será fácil para los cazadores encontrarnos. Seguimos corriendo con la esperanza de encontrar alguna puerta para intentar abrirla con el Diamante.
Uno de los pasillos empieza a aumentar su espacio y desemboca en una sala con la enorme puerta qué estábamos buscando. Tiene un mensaje para nosotros encima de siete pequeños orificios.

Una guía de injurias demuestra la diferencia. Mientras la mayoría lo niega el así contradice su participación.

Lo leo en vos alta y trato de pensar con claridad. Se sienten ruidos viniendo de todos lados, acechandonos para capturarnos.
-¿En cual de todos va la llave? - pregunta Eva tan desesperada como yo.
-¡No se!. Tengo que pensar.
-¡Rápido! Se acercan.
Los sonidos son cada vez más cercanos. Pongo mi mente en blanco. "Guía de injurias", ¡ya se! La lista de mentiras arriba de donde saqué el Diamante. "demuestra la diferencia". ¿Qué diferencia? Trato de repetir lo que recuerdo de la lista.
No quiero, no puedo, no me gusta.. ¿Qué más? Estoy tan confundido.
Pruebo de nuevo. No quiero, no puedo, no me gusta, no voy a intentar o no lo intentes, así fui simple... Solo dos más. No me voy a enamorar y no te amo.
Creo que ese es el orden. "La mayoría lo niega y el así contradice su participación". Empiezan todos iguales menos "así fui siempre". Cuento con los dedos hasta llegar al número cinco: así fui siempre.
-Si recuerdo bien el orden en número cinco es la salida. - Le digo con algo de esperanza.
-No quiero escuchar la explicación, no tengo una mejor teoría sobre cual es la respuesta. - me dice convencida, creyendo que resolví el misterio.
Los gritos monstruosos están casi en nuestra posición. Pongo el Diamante en el espacio número cinco. Se mete hasta el fondo y gira activando un mecanismo interno. La puerta se abre y deja salir una corriente de aire frío. Le grito a Eva que salga primero. Ella obedece y corre hacia el exterior, luchando contra el viento en contra. Solo veo su cara cuando gira para asegurarse que la siga, y en sus ojos veo el terror absoluto. Alcanzo a reconocer su mano tratando de agarrarme, y su boca gritando algo como "cuidado". Después me concentro en mis pies. Me inunda la desesperación otra vez, al sentirme atrapado por una gruesa cuerda qué tira desde el fondo de la sala. Mi cuerpo queda mirando hacia arriba y figuras me rodean de inmediato. Cabezas largando humo hacia el suelo, irreconocibles desde los dientes para abajo. Llevan algo parecido a telas qué se crean en el torso y desaparecen a sus invisibles pies. Uno se acerca, abre sus dientes dejando ver el vacío detrás. El humo que despide me hiere, me deja lentamente inconsciente, pero lo suficientemente despierto para saber que no tengo escapatoria de esta cárcel macabra.

El Circo De La MiseriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora