7:00pm.
Iba camino a mi casa. Estaba demasiado cansado, hoy, había sido un día muy largo. Demasiado.
Estacione el auto al frente de mi casa. La casa era enorme, de dos pisos era perfecta y cómoda. Una vez que estaba adentro de la está, escuche un grito. Sonreí cuando unos ojos celestes me observaban con alegría. Se me acerco y yo la cargue depositando un beso en la frente.
-Papi, te extrañe.-Le pase una mano por su hermoso cabello dorado.
-Yo más, bebe... y tu...
-Emma¿Cuántas veces te tengo que decir que no corras por las escaleras?.-la niña observo a su mama e hizo un puchero.
-Mami, es que era papi.- Kate me sonrió con ternura.
-Si ya vi.- Me le acerque y le deposite un beso en los labios, mientras Emma hacia una cara de asco. Se bajo de mi agarre.
-¡Ewww!, besos... asco.-La observe orgulloso.
-Así es cariño, ¡Ewww!.-le dije agachándome y quedando de su tamaño y repitiendo el gesto.- Tienes que seguir pensando así hasta que cumplas 30.-le avise, acariciándole la mejilla.- ¿Me entiendes?.- Kate sacudió la cabeza.
-¡Niall!.-me dijo en forma de protesta.
-¿Qué?.-pregunte inocentemente. Kate sacudió la cabeza, otra vez. Emma me tomo por la cara y me obligo a mirarla. Sinceramente ella, era igual a su mamá.
Sonreí.
-Lo siento papi, pero no me gustan los besos de ustedes.- me dijo la niña haciendo un gesto de asco. Luego me miro y sonrió.-Pero me gustan los besos de Austin-- Arrugue la frente.
-¿Quién es Austin?.-pregunte asustado. Emma me sonrió y se comenzó alejar, mientras subía el tercer escalón me dijo:
-Mi novio.-y término de subir por completo las escaleras. Yo, quede en estado de shock, luego de unos segundos reaccione.
-¡EMMA ELIZABETH !.-grite. Kate soltó una carcajada, se me acerco y me abrazo por la cintura.-Se puede saber ¡¿Qué te causa tanta gracia?!,
¡Nuestra hija tiene novio!.- se me acerco y me beso.
-Relájate.-murmuro ella en mis labios. ¿Cómo podía estar tan tranquila?.
-¡Kate tiene tres años!.-grite desesperado. Ella se volvió a reír y me volvió a besar.
-Vamos arriba.-me murmuro en el oído con una voz ronca, haciéndome olvidar lo que Emma me había dicho.
-¿No le pasara nada al bebé?.-pregunte preocupado pasándole una mano por su abdomen hinchado. Ella me sonrió.
-No. El doctor dice que eso no importa.- Yo, sonreí. La cargue y la lleve a nuestra cama.
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