2.- 10 AÑOS MÁS TARDE

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Las cosas han cambiado mucho en estos años: luego del incidente de la laguna, mi madre decidió que era mejor mudarnos para tener una nueva perspectiva de la vida y encontrarme "seguro" en algún sitio que en términos claros, fuese "tranquilo" aunque ese pueblo era mi infancia y mi vida, se había tirado todo al abismo luego de que pasara lo que pasó. Jamás le conté a mi madre lo que ocurrió en realidad en la laguna y ella nunca lo sospechó; cuando estaba por cumplir los 14 años, mi madre preparó las maletas y nos marchamos de Downtown para quizás... jamás volver, allí existían recuerdos tristes de mi madre y no había decidido que nos marcháramos porque prefería que creciera cerca de los amigos que siempre tuve, pero las cosas cambiaron cuando Bob, Angie y Brad los encontraron muertos. Les resumiré que en estos diez años que pasaron como minutos en un reloj para mí, me encontré solo pasados los 18 años, mi madre había fallecido debido a una fiebre que azotó la ciudad donde estábamos viviendo y desde entonces tuve que cuidar de mí mismo, actualmente vivo en esa ciudad para no alejarme de los restos enterrados de mi madre ya que, aunque no esté presente conmigo, su único recuerdo se encuentra metros bajo tierra y no quiero alejarme de eso; logré crear un balance entre el empleo y los estudios y luego de cumplir los 21 ingresé a la Universidad, actualmente me encuentro estudiando allí, aunque... la vida ahora me vale un grano de arena, no tolero a las personas a mi alrededor y cada noche a salir de mis estudios, fumó un cigarro frente a la entrada y luego camino muy lentamente hasta mi casa que no se encuentra muy lejos.

Una noche me encontraba en la entrada de la Universidad como de costumbre, fumando para despejar la mente y liberar el estrés, algunos compañeros se despedían de mí felicitándome con adelanto por mi cumpleaños que sería al día siguiente, yo solo esbozaba una ligera sonrisa y les agradecía por recordarlo y cuando quedé completamente solo medité en eso:

- 23 años... que mísera es la vida ¿no?.-

Tire la colilla del cigarrillo en el suelo y mi zapato la aplastaba contra el piso mientras dejaba salir los últimos restos de humo por mis fosas nasales, divisé un can viniendo hacia mí, estaba confundido al parecer se encontraba perdido, me acerqué para ver si tenía en su collar alguna dirección, pero no había nada, hice caso omiso de él y marché hacia casa a pasar mi aburrimiento frente el ordenador. Doblé en la esquina mientras ocultaba mis manos en los bolsillos del suéter por el frío de la noche y fue cuando me percaté de que el perro estaba siguiéndome.

- ¡Hey! No, te equivocas de amo, vete, no encontrarás comida en mi casa,- Suspiro- ni siquiera tengo comida para mí.

Como el animal no quiso marcharse, dejé que me siguiera a casa y lo recibí mientras le refunfuñaba que al día siguiente lo llevaría a la perrera, parecía muy entrenado, aunque... mimado también, ya que subió sin más ni menos sobre el sofá que miraba hacia el televisor, y se recostó allí ocupando todo su lugar, como nunca había tenido visitas después de la muerte de mi madre (ni mucho menos de animales) no le reproché nada, le encendí el televisor y me senté frente al escritorio a jugar el mismo juego que jugaba en mi infancia, no sé por qué lo hacía, pero tenía ya un tiempo que quise rememorar mis días de jugador y esté era uno de mis favoritos, mientras jugaba pude escuchar del televisor las noticias de la medianoche, y entre las típicas noticias que nunca escucha solo una llamó mi atención, era de Downtown; el pueblo había caído en desgracias 2 años más tarde de mi partida, habían múltiples casos de envenenamiento por agua, algunas personas sufrían de ilusiones causando incendios y asesinatos, muchos niños murieron en el hospital y familias enteras quedaban desoladas, trataron de ayudar el pueblo pero solo consiguieron acelerar las pérdidas, terminaron con colocar en cuarentena a todo Downtown y de repente un día... el pueblo se disolvió, los que lograron salir inmunes a todos aquellos males fueron trasladados a otra ciudad y los que no... vivieron sus últimos días allí. No sabía nada de eso, era ignorante de lo que había ocurrido.

Suspiré y regresé a mi ordenador para seguir jugando, aunque me preocupara, no lograría nada, no podía ayudar ahora que todo había terminado para ellos, me encerré de lleno en el juego al punto que olvidé la hora y de repente el perro comenzó a ladrar desenfrenadamente, volteé a observar que lo tenía tan inquieto, pero me miraba fijamente como si estuviera tranquilo, al parecer eran ideas mías, observé el reloj para confirmar la hora y ya era pasada la medianoche, con un suave susurro me di ánimos.

- Feliz cumpleaños Tomas....-

Miré al perro y este me devolvió la mirada, y en una carcajada le pregunté si me daría algún regalo de cumpleaños, hizo caso omiso a mis palabras y continuó mirando la televisión como si nada, opté por también ignorarlo encerrándome de nuevo en mi juego, pero no pasaron 30 minutos cuando escuché un estruendoso golpe en la puerta de la casa, me incorporé rápidamente y corrí hasta la entrada principal, la malla contra mosquitos estaba completamente agujereada, ¡Demonios! ¿Quién pudo ser? Observé si algo más había pasado y seguí escuchando sonidos fuertes, pero esta vez fuera de la casa, volteé rápidamente en dirección al perro pero este no se encontraba en el sofá.

- ¡Imbécil! ¡Fue ese animal! Me las vas a pagar...

Recogí mi suéter y corrí fuera de la casa para buscar al can y entrarle unas buenas patadas, o al menos encerrarlo sin cenar (si es que tenía comida en el refrigerador), pero apenas di no más de 10 pasos fuera de casa me percaté de que había una espesa neblina que cubría todo, era tan espesa que perdí la entrada de mi casa aunque la tuviera tan cerca, giré mi vista buscando al animal pero no lo oía y no veía con esta espesa neblina, "¿Qué más da?" me decía con referente al animal, y dando la vuelta me propuse regresar a casa para continuar con mi videojuego; estuve contando las pisadas y calculando donde se encontraba la entrada de la casa, ya que ¡realmente no podía ver nada! Y créanme que la sensación que se tiene en situaciones así, te hace entrar un poco en desesperación; no sé exactamente cuánto demoré en encontrar la entrada de la casa... quizás media hora o más, aunque, pensándolo bien... jamás la encontré.

Estuve vagando por un largo rato buscando la entrada de la casa, pero realmente la neblina no me dejaba ver, llegué a pensar que era humo pero no sentía asfixia, solo un completo frío y... lo peor de todo era que ni siquiera podía ver más allá de la extensión de mis manos, ya estaba completamente frustrado porque era demasiado estúpido perderse teniendo a tan solo 10 pasos la entrada de la casa, me detuve un momento pensativo para analizar si había realizado algún giro brusco y por eso no podía hallar la casa o simplemente creí que estaba caminando y era todo lo contrario; la neblina empezó poco a poco a dispersarse, al punto de ya poder ver mi pies y...

- ¡Un momento!.-me decía en sorpresa- ¿¡Desde cuándo tengo está ropa!? ¡Ni siquiera tengo ropa de este tipo!.- me había percatado de que la ropa que llevaba era muy diferente a la sudadera marrón y pantalón azul claro que tenía puesta justo antes de salir de casa, ahora vestía una manga larga blanca con gris y encima un chaleco amarillo, junto con unos pantalones oscuros y unas deportivas que ni siquiera había visto en mi vida.

En términos normales me sentía desconcertado, ¿cuándo y quién lo hizo? Peor aún... alcé la mirada e inmediatamente me di cuenta de que no estaba cerca de casa, ¡ni siquiera me encontraba en la misma ciudad! Estaba en una especie de bosque tenebroso, parecía sacado de alguna película de terror, pero el silencio y el frío me hicieron erizar la piel al punto de que llegué a la conclusión de que era mejor salir de allí, nunca había visto un bosque en la ciudad donde habitaba, así que sabía que no estaba cerca de casa en lo más mínimo. Cuando hube avanzado un largo trecho encontré una especie de camino, pero en realidad era un pequeño muelle que se encontraba en un gran lago; quedé frío en el acto, era una laguna lo que había encontrado, oscura y fría, silenciosa con solo el sonido del viento resoplando y la neblina apenas dejando visión para ver más allá de los 10 metros o quizás menos... Realmente estaba perdido.


Tomas DrewDonde viven las historias. Descúbrelo ahora