5.- Un pueblo que no está solo

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  Realmente todo parecía un pueblo fantasma, no había señales de vida en ningún lado, ¿fue acaso tan trágico aquel incidente en Downtown hace años?, sentí pena por aquellas personas que no lograron salir y tuvieron que vivir sus últimos años en este lugar lleno de contaminación y muerte; literalmente el pueblo olía a muerte, la humedad, la corrosión, el silencio, todo deba una sensación escalofriante conforme se avanzaba más y más, ya era demasiado terror en mi cabeza el solo ver como aquella valla de metal me mostrara que solo había un habitante en el pueblo; quizás digan que soy demasiado supersticioso pero... ¿Acaso después de haber vivido lo que viví hace una hora atrás no pensarían igual que yo?.

   Las calles daban señales de que hubo un tumulto, vidrios rotos, manchas secas de lo que a mi parecer era sangre esparcidas en diferentes partes, tanto asfalto como paredes; muchos sitios que estaban enrejados se le notaba claramente que el óxido predominaba en ese lugar y algunas enredaderas las arropaban con su silencio, parecía como si hubieran pasado más de 100 años en Downtown, pero solo habían transcurrido 10 años... 10 cortos años que no debieron destrozar el sitio de esa manera, quizás si se hubiese visto viejo y solitario, pero no como si hace un siglo que no llegaba alguien al pueblo; el pisar por aquellas calles daba una sensación oscura y de soledad, peor que la de costumbre; sentías como si escucharas gritos de lamentos y causaba la sensación como si desgarran de tu piel el último calor de vida.

  Aún era de noche, agradecí enormemente que a pesar de las condiciones de aquel pueblo, aún algunos pocos postes de luz funcionaban, y otros solo trataban de mantenerse encendidos, así como cuando te esfuerzas para no dormirte y pero terminas parpadeando mucho, así luchaban aquellos faros de luz por no apagarse para siempre. Llegue a realizarme la pregunta estúpida de saber si había aún gente con vida, quizás ya no existían con ese ogro viviendo a poco de distancia, quizás él era un mutante ocasionado por la epidemia del pueblo, ó puede que... él llegase después de que todo el pueblo quedó borrado; eran demasiadas preguntas que no tendrían respuestas, yo solo quería salir de este horrible lugar, regresar a mi vida y hacer de cuentas de que nada de esto pasó.

  A poca distancia de la entrada principal encontré el viejo supermercado, ingresé con esperanza de encontrar algo de utilidad, no era de extrañar que todos los anaqueles se encontraban completamente vacíos, era considerable si tratabas de sobrevivir en un pueblo condenado a morir sin poder recibir ayuda alguna, y si aún quedabas con vida, debías gastar todos los recursos posibles para no ser víctima de la bestia que rondaba por el lago; me dirigí a la sección de ferretería para ver si al menos, encontraba algo que pudiera servirme de arma, obviamente no conseguiría pistolas o cosas por el estilo, pero... Aunque sea un juego de llaves para clavárselas a monstruo ¿no?

Realicé mi búsqueda tal y como mi cabeza recordaba el lugar, pero por más que buscaba entre anaqueles no encontraba la sección de herramientas para el hogar, es más, ningún estante en el sitio tenía algo, algunas pocas cajas vacías y polvo a montón, terminé perdiéndome más de una vez dentro de ese lugar que parecía demasiado grande estando yo solo allí a pesar de que algunos de los estantes se encontraban esparcidos en el suelo siendo corroídos por la oxidación.

-"Supongo que es lógico ¿no? una bestia salvaje que destruye todo a su paso... La gente que haya quedado viva debió haberse agotado todo los recursos posibles para sobrevivir"-Me lo dije con la esperanza de encontrar a alguien vivo en ese lugar y me pudiera ayudar un poco a salir de esta pesadilla infernal.

Cuando estuve a punto de marcharme del lugar pateé una lata vacía lleno de frustración y decepción, pero me pareció curioso que al entrar la lata a la pequeña sección donde las personas guardan sus bolsos mientras hacen mercado siguiera sonando, cada vez más fuerte... Decidí asomarme para asegurarme que ninguna otra criatura estuviera por allí y saltara a mis espaldas, pero en su defecto encontré una escaleras; la lata había rodado un piso abajo del supermercado,un sótano.

Tomas DrewDonde viven las historias. Descúbrelo ahora