Capítulo 2.

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Cansancio.

Jack Welles estuvo dos años debatiendo si irse de su ciudad para estudiar en una región ajena a su estilo de vida; aquella ciudad era pacífica, virgen y sana, mientras que él quería caos, destrucción y una que otra cerveza. Además, estaba su mejor amiga, Madison Murphy, que cuando se enteró de la beca de su amigo, saltó de emoción y le dijo qué, si no se iba, ella misma lo jalaría de la oreja hasta el avión. A ambos les dolió la separación, más que todo a Jack, ella tenía a Cody, mientras que el rubio no tenía a nadie, estaría solo en una ciudad que no conocía y eso le deprimía.

Hasta que vio a aquella chica de ojos verdes.

Al entrar en el salón de literatura, sus ojos automáticamente se posaron en ella, su hermoso cabello rubio, su cara de inocencia y su suéter gigante, le recordó por un momento a su mejor amiga, solo que ella era aún más hermosa e indefensa, o eso creía él.

—Hola, linda.—saludó el chico cuando se sentó al lado de ella. Lauren alzó la vista de su libreta y lo miró, arrugando la nariz, cosa que le pareció adorable a Jack.

—Si piensas que con eso hablaré tierna contigo, pues vas a tener que esforzarte.—Habló tranquilamente, mientras observaba el cabello de su compañero, que al parecer se lo cuidaba más que el de ella misma.

—No pienso eso, la verdad.—Respondió nervioso, alzando las manos como signo de rendición. Lauren analizó sus facciones, no parecía querer coquetear con ella, parecía ser un chico que quería que los demás piensen que es un chico malo, pero en realidad quería compañía. Por primera vez, le sonrió al chico.

—Soy Lauren.—Se presentó moviendo un mechón de su cabello y posicionándolo detrás de su oreja. «Su nombre es hermoso, tanto como lo es ella» ese fue el pensamiento que cruzó por la mente de Jack, que había dejado su nerviosismo.

—Chicos, sé que están emocionados por conocer nuevos amigos hoy, pero necesito que presten atención.—Los regañó el maestro y ambos asintieron. Jack pudo ver de reojo como la rubia se sonrojaba, lo cual le causó gracia.

Se acabó la clase y tenían unos minutos para descansar, Jack sentía que estaba empezando la escuela otra vez, solo que con personas más hipócritas de lo que son en la adolescencia. Esperó a que Lauren saliera del salón para pedirle que se sentase con él, pero la chica se fue detrás de una castaña, la cual Jack vio al final del salón. Se pasó la mano por el cabello y tomó su bolso para irse al gimnasio, donde sabía que nadie estaría.

—Oye, ¿Tan fastidiosa soy que ni me quieres mirar?.—preguntó Lauren con diversión, caminando al lado de Mackenzie que hacía caso omiso a las palabras de la rubia.—Oh vamos, ¿Al menos me puedes decir tu nombre? No creo que no tengas nombre.

—Mackenzie.—Respondió secamente, como la vez anterior.

—Bien, te diré Mack. ¿Cual es tu color favorito?.

—¿Qué?.—Preguntó la castaña, confundida por aquella ridícula pregunta.

—Tu color favorito, el mío es el azúl ¿Cual es el tuyo?.—Compartió inocentemente. Mackenzie ya estaba harta de esa chica estúpida que de seguro tenía todo lo que quería y por eso no la dejaba quieta hasta conseguir ser su amiga.

Lo que la castaña no sabía, era que estaba completamente equivocada.

—Escucha, Lauren ¿Verdad? No quiero ser tu amiga, no quiero que sepas nada de mí y mucho menos quiero saber cosas tuyas, no quiero tener nada que ver con cualquiera en esta maldita universidad ¿Entiendes? Así que no te tomes personal mi rechazo.—Aclaró la joven Evans, mirándola cabreada. Lauren buscaba algunas palabras para que la chica cambiase de opinión pero al ver su mirada intimidante, se sintió aún más pequeña de lo que era.

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