Capítulo 3.

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Melodía.

Mackenzie se mordió el labio, debatiéndose si entrar o no al local frente a ella. Era jueves, Lauren seguía insistiendole a la castaña la invitación al bar, Mackenzie ya estaba harta, le gritó unos cuantos insultos y dejó de molestarla, se sentía mal por haberle gritado así que fue a "disculparse". Entraba y salía gente cada minuto, se notaba que era un lugar muy popular en la ciudad.

Miró hacia la ventana y comprobó que ahí estaba Lauren atendiendo unas mesas, tanto su uniforme como el lugar tenían temática de los ochenta, lo que lo hacía un bar familiar. A lo lejos vio una mesera cantando una canción que ella desconocía, era como un Karaoke especial para los empleados. Se tomó otros minutos pensando si entrar o irse corriendo pero a la final, entró.

Se sentó en una mesa apartada a las demás y esperó a que alguien la atendiese, a los pocos minutos llegó un chico de cabello y ojos oscuros.

—Buenas noches, bienvenida a Karaoke Factory's Bar ¿Que le sirvo?.—preguntó amablemente, por su acento, supuso que era latino. Miró la carta que le había dado el chico y se percató de que habían nachos, supo que sus ojos se iluminaron por la alegría que sentía en su interior, sin embargo, no mostraba esa felicidad.

—Solo quiero unos nachos con mucho queso y...—empezó a buscar en el menú de bebidas detenidamente.—Uno de esos chocolates calientes que dicen que son muy buenos aquí.

—Como usted desee.—anotó el latino brindándole una sonrisa y guiñando un ojo para luego retirarse, Mack no sabía si era que el chico quería coquetear con ella o simplemente es así de simpático, pero no le importó en lo más mínimo.

—¡Lauren! ¡Mueve tu trasero hasta el escenario!.—la chica que estaba cantando anteriormente se dirige a Lauren, extendiéndole un micrófono. Mackenzie la miró extrañada, no se le pasó por la cabeza que la rubia cantara.

Lauren toma el micrófono algo tímida y camina hacia el escenario a paso lento, cuando estuvo parada frente a todos, pasó su mirada por toda la estancia hasta parar en una mesa cerca de la pequeña tarima de madera. Mackenzie alzó la vista para saber a quién ve con molestia y era nada más y nada menos que Jack Welles; el chico grosero que entró en su primera clase.

«¿Qué hace el marihuanero aquí?». Se preguntó mientras lo miraba fijamente, el rubio no se percataba de la mirada de Mackenzie, estaba tan concentrado en Lauren que no se daba cuenta de las demás personas a su alrededor.

—Jack, ¿Cuantas veces te he dicho que no me gusta que vengas aquí?.—preguntó retóricamente Lauren.

—Lauren, ¿Cuantas veces te he dicho que vengo cuando se me dé la gana?.—atacó Jack, burlándose de ella. Desde que el rubio se había enterado de que la chica trabajaba ahí, no faltó ni un día de esa semana, y más cuando supo que todos los trabajadores cantaban. Él solo quería escuchar su voz, pero al parecer, ese era el único día que ella cantaba.

—Me siento presionada con tu mirada.—se cruzó de brazos, molesta por la insistencia de quererla oír cantar, ella misma sabía que lo que hacía Jack, lo hacía con Mackenzie, pero eso para ella era muy diferente.

—Pues, si quieres tapame los ojos, pero de que te voy a escuchar cantar hoy, lo haré hoy.—sentenció imitando la pose de Lauren mientras levantaba ambas piernas y las reposaba en la mesa. La joven suspiró frustrada.

—¡Bien! Has lo que quieras.—se rindió y volvió a concentrarse en los clientes.—Buenas noches, hoy voy a cantar una canción de Halsey. Espero que les guste tanto como a mi.—respiró profundo con los ojos cerrados, esperando a que sonase la canción.—Your little brother never tells you but he loves you so, you said your mother only smiled on her TV show, you're only happy when your sorry head is filled with dope, I hope you make it to the day you're 28 years old.—inicia aún con los ojos cerrados, sintiendo la canción.—You're dripping like a saturated sunrise, you're spilling like an overflowing sink, you're ripped at every edge but you're a masterpiece, and now I'm tearing through the pages and the ink.—abre lentamente los ojos y Mackenzie pudo ver pasión en ellos, se notaba cuanto le gustaba cantar.—Everything is blue
His pills, his hands, his jeans. and now I'm covered in the colors, pulled apart at the seams. And it's blue. And it's blue.—canta el coro caminando por el escenario, cantaba hermoso, muy parecida a la voz de aquella cantante. Mackenzie volteó su vista hasta Welles, quien miraba embobado a Lauren, mirándola como si fuese un ángel o algo mucho mejor.—Everything is grey, his hair, his smoke, his dreams. And now he's so devoid of color, he don't know what it means. And he's blue. And he's blue.—la joven Evans, se sintió mal. Envidiaba a esa chica, era perfecta: hermosa, su voz era increíble, amable, con amigas y ahora un chico enamorado de ella sin tener que seducirlo. No es que a ella le gustara Jack, no era alguien con quien pueda salir, pero ella quería que la mirasen así.—You were a vision in the morning when the light came through
I know I've only felt religion when I'm lying with you. You said you'll never be forgiven 'til your boys are too
And I'm still waking every morning but it's not with you.—volvió a ser más pausada la letra y Lauren ya caminaba por todo el local, cuando pasó por la mesa de Mackenzie, su sonrisa se agrandó.—Everything is blue, his pills, his hands, his jeans
And now I'm covered in the colors, pulled apart at the seams. And it's blue. And it's blue. Everything is grey
His hair, his smoke, his dreams
And now he's so devoid of color
He don't know what it means. And he's blue. And he's blue.—ya a este punto, Mackenzie no quería oír más la bella voz de la joven. Salió del local dejando desconcertada a Lauren y al chico latino con la bandeja de nachos en la mano, Jack ni siquiera se había volteado a ver cuando la castaña tropezó con un bote de basura que sonó muy fuerte.

Caminó a paso rápido por las calles frías de la ciudad, maldiciendo a todo lo que se le cruzara en el camino.

—¡Mack! ¡Espera!.—oyó la voz de Lauren llamándola, pero no se detuvo en ningún momento, solo quería alejarse de todos.—¡Mackenzie! ¡Detente por favor! ¡No puedo correr con estos patines! ¡Me caeré!.—paró en seco, sin voltear. En cinco segundos escuchó la respiración agitada de la chica.—¿Tienes algún problema? ¿Por qué te fuiste así?.—ahora si se dignó a voltear, sonriendo cínicamente mientras que la rubia la miraba con preocupación.

—Tú. Tú eres mi puto problema, señorita perfecta.—escupió amenazante. Se veía muy inmadura buscando pelea por esa estupidez, pero ahora su orgullo era más grande.—¡Tu maldita vida es perfecta! ¡Tienes un trabajo que te encanta, tu voz es asombrosa, eres simpática, inteligente y te tengo envidia! ¡Hasta el anoréxico de Welles está embobado contigo!.—soltó lo que tanto quería decirle en esa semana que llevaba conociendo a Lauren, aún le quedaba cosas por decir, pero se las guardó para que la chica no se asuste. Lauren la miraba atónita, sin poder creer lo que ella le decía.

—Por favor, mi vida no es perfecta, conseguí este trabajo fue gracias a una amiga, tengo problemas como cualquier otra persona y Jack solo viene para molestarme.—aclaró molestándose con ella un poco. Mackenzie miró al cielo suspirando frustrada.

—No viste como te miraba, está loco por ti.—confesó con rabia. Ni ella misma sabía porque actuaba así. Pudo apreciar como las facciones de Lauren cambiaban a asombro por un segundo  y al otro, volvieron a ser de enojo.

—Él es lo que menos me importa en estos momentos y está claro que a ti tampoco, pero ¿Por qué me reclamas todo esto?.—empezó a acercarse a la castaña, tomándola de la muñeca, provocando una imagen aterradora en la mente de Mackenzie.

Era Lauren, siendo violada por un hombre, cuyo rostro era desconocido.

—¡No me toques!.—la imagen la sobresaltó de tal forma que empujó a la chica, haciendo que esta cayese en la calle. Lauren la miró como si Mackenzie fuese un monstruo a punto de matarla, no podía creer que la joven actuara de esa forma por pensar que su vida era peor que la suya.

—¡Lauren! ¡¿Estás bien?!.—llegó al rescate un muy exhausto Jack, que se la pasó corriendo buscando a la rubia que seguía en el suelo. La nombrada solo asintió, mientras el chico la ayudaba a levantarse, ella miraba furiosa a Mackenzie, quien conectaba su mirada con la de ella, solo que la castaña la miraba con una mezcla de preocupación y terror.

—Lauren, yo...—intentó disculparse por el empujón, pero la joven solo levantó la mano, en señal de que parara de hablar. Mackenzie aún podía ver la cara de sufrimiento de Lauren en su visión, sabía que la marcaría por el resto de su vida, nunca antes había visto algo igual. Se le revolvió el estómago, pensando en quien sería el desgraciado que abusará de ella.

—No quiero oírte más, me quedó claro que tú solo repartes odio y rencor por todos lados.—sentenció mientras se cubría el codo izquierdo con la mano, donde tenía un raspón causado por la caída. Seguía teniendo la misma expresión furiosa, Mackenzie pudo observar como su cuerpo temblaba a causa de tanto odio, odio hacia ella...—Tranquila, no te volveré a molestar. Vámonos Jack.—el joven vio de reojo a la chica que tenía de frente, molesto por su actitud inmadura, posó su brazo en los hombros de Lauren de forma protectora y le dio la vuelta para regresar al bar.

Mackenzie seguía de píe, no se había movido en ningún momento. Se quedó paralizada al recordar aquella imagen de la pobre chica siendo violada por un mal nacido; se llevó las manos a la boca, ahogando un grito mientras las lágrimas salían de sus ojos. Lauren no se merecía eso, era tan gentil y amable con todos. Seguía escuchando en su mente los gritos de ayuda y súplica que daba la rubia, mientras que el hombre solo la golpeaba, le decía cosas horribles y la penetraba bruscamente.

Sus piernas se doblaron y cayó arrodillada en el pavimento, intentando limpiar sus lágrimas, ahora tenía un odio hacia ese imbécil, que quería matarlo con sus propias manos y hacerlo sufrir más de lo que Lauren sufrirá.

«Sufrirá». Pensó Mackenzie dándose cuenta de la situación, tenía que impedir eso. Ella sabía que las muertes no tenían remedio pero nunca probó en cambiar un suceso terrorífico para una persona. Debía intentarlo, por aquella chica inocente que solo quiere paz para todos. Debía intentarlo por Lauren.

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