v e i n t i o c h o

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Lizzie tocó la puerta del apartamento de su -posiblemente ya no- novio. Unos segundos después vio al pecoso con una cara inexpresiva, éste la dejo pasar. 

Lizzie se cruzó de brazos para encararlo, Frédéric solo torció la boca con desgano.

—¿¡Te quedaras ahí sin decirme nada!? —chilló la rubia, haciendo que el castaño dé un respingo.

—Amm... hola amor —espetó, provocando que Lizzie levante su mano para abofetearlo, pero Frederic fue más ágil y la atrapó.

—No iba a hacerte nada de todas formas —murmuró con un tono algo molesto. Frederic no le cree nada—. ¿Por qué no me lo dijiste? —El pecoso bajó la mirada en silencio—. ¡Mírame cuando te hablo! —ordenó.

El oji-verde sabe que es hora de enfrentarse a la rubia posesiva, así que tragó saliva y la miró a los ojos —Lizzie... Yo no te amo —resopló—. No te amo —repitió—. Amo a London desde hace tiempo. A decir verdad estaba contigo porque London está con Marco y trataba de superarla, pero ahora me doy cuenta de que así no funciona el amor —finalizó con un tono de voz más seguro.

Lizzie solo lo miró. Lo miró con una mirada sin vida, sin emoción, sin brillo, solo una mirada. 

Frédéric piensa que está preparando su venganza o algo para mantenerlo atado, pero la verdad Lizzie solo le está dando vueltas a sus palabras, siendo "estaba contigo" la parte que más analizaba.    

—Esto es ridículo —rió con desgano la rubia.

—Ya sé que eres posesiva y cosas por el estilo, pero no le hagas daño a London...

—Espera... —lo interrumpe— ¿Posesiva? ¿Hacerle daño a London? —El pecoso se encoge de hombros— ¿Quién...? Ah... Matthew —musitó con desgano.

—¿Me estuviste engañando? —cuestionó Frederic.

—¡No! —negó— El chico que te dijo que yo soy posesiva se llama Matthew.

—Entonces ¿no lo eres?

—No —resopló—. Matthew es solo uno de esos hombres que cuando su novia lo deja, empieza a hablar mal de ella para que los hombres no se le acerquen —suspiró—. De hecho no eres el primero al que le dice cosas de mí.

El castaño alzó las cejas en un gesto de sorpresa. Sabe que no todo lo que dicen es verdad pero no puede dejar de creer ciertas cosas, como cuando creía en Santa Claus teniendo 12 años. A menudo se reprocha a si mismo por ser ingenuo pero al parecer ese es su don.   

—Oye —Lizzie toma su cara por las mejillas— No todo el mundo dice la verdad sobre otro. A veces solo son mentiras modificadas a su favor —le advirtió despacio haciendo énfasis en verdad—. ¿Quieres a London? Bien. No tengo problema con ello.

—¿Cómo sé que no me estás mintiendo? 

—Estaba en la casa de London y vi tu nota. ¿No crees que si fuera posesiva le hubiera hecho daño ya?

—Aún no la he visto... —murmuró.

—¡Solo...! —lo interrumpe. Toma una bocanada de aire para calmarse, cansada de sus dudas.— Ve por ella, pues no sabes si mañana ya no esté aquí.

—¿Sé está muriendo?

 La rubia golpea su frente con la palma de su mano—. Cálmate Lizzie, es solo uno de sus ataques de estupidez.  

El castaño rió entre dientes, viendo que su pequeña broma surgió efecto —Ya entendí es una metáfora —dijo con una pequeña sonrisa.   

Lizzie rodó los ojos, lo tomó del brazo y lo arrastró hasta el edificio de al lado, donde se encuentra el departamento de London.

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Hello!, 

Casi casi fin :D 

Lizzie en multimedia

¿Por qué quise hacerla obsesiva si es adorable?

Hugs n' 😪😴,
Lissy.

London Donde viven las historias. Descúbrelo ahora