Capítulo 7.

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Se había encargado él mismo de velar los sueños de su hermano durante toda la noche. Sans estaba en su cálida habitación debajo de sus suaves sábanas que Papyrus había cambiado hace una semana atrás. No se había despegado de su lado en ningún momento, se sentía tan culpable por todo lo que le pasaba a Sans, sin exagerar se había comportado como un animal con él, como una cosa sin valor que creyó poder deshechar cuando él quisiera. Pero hermano hay uno solo.

Se había encargado de colocarle el paño mojado sobre su cabeza hasta el día siguiente, cuando este se resbalaba de su frente al moverse entre sueños.

Sans despertó cerca del mediodía debido a que una gota había caído dentro de su ojo. Se sentía un poco mejor que el día anterior. Le costó creer que estaba dentro de su habitación luego de tanto tiempo en que estuvo metido en una cueva, se sentía como si hubiera despertado de una terrible pesadilla de la cual creyó nunca despertar. Un sentimiento de pena le produjo ver a Papyrus durmiendo sentado en una silla al lado de la cama, con sus codos descansando sobre sus fémures y su cabeza metida entre sus hombros mirando hacia abajo. Le costaba creer que se hubiera quedado dormido de esa manera cuidándolo.

Se sentó en la cama, el paño blanco cayó sobre sus manos y este lo dejó a un lado. Papyrus se despertó y giró su rostro a Sans, su expresión seguía siendo melancólica y el debía entenderlo, era normal después de todo que siguiera sintiéndose así todavía. -¿Tienes hambre? -Le preguntó al no saber qué decir.

-Yo... quiero que hablemos.

Papyrus enderezó la silla correctamente para quedar frente a frente con Sans. -¿De qué quieres hablar? -Fue suave con sus palabras, no quería empeorar más la poca relación que les quedaba a ambos.

-Sobre nosotros... S-Sé que han pasado muchas cosas entre nosotros y que quizás ya nada vuelva a ser como antes, me refiero a que... tal vez ya no volvamos a tratarnos como antes, tampoco con los mismos ojos... Pero al menos me gustaría terminar bien contigo. -Sans jugaba con sus manos, esa era una clara señal de nerviosismo. -Sé que nunca podremos ser amantes como alguna vez lo soñé, pero al menos me gustaría terminar bien con esa pequeña relación como hermanos que aún nos queda. Si quieres olvidar todo esto por mí está bien, haré todo lo posible para hacerlo también, sólo quiero que el día de mañana puedas llamarme aunque sea como consuelo "hermano"...

-Idiota, nunca lo diría como consuelo, tú eres y siempre serás mi hermano, no importe lo que haya pasado ni lo que pase... -Papyrus abrazó a Sans desde su silla, este se dejó rodear por sus brazos pues sabía qur sería la última vez que lo haría, porque motivos para que lo volviera hacer ya no habían. -Sé que todo esto es difícil, y es mi culpa de que no hubiera hecho nada al respecto para hacer algo. Sans, no hay por qué fingir ni olvidar, ya el daño está hecho, ¿qué más se puede hacer que intentar arreglarlo? Sé que decirlo suena muy fácil que cuando se intenta, pero hay que hacerlo. Cometí muchos errores y faltas hacia tu persona y sé que eso nunca podrás perdonármelo y lo entiendo, tú tienes todo el derecho a odiarme y no perdonarme, pero al menos quiero intentar arreglar las cosas. Quiero arreglar todo respecto a nosotros, respecto a mí... quiero que vuelvas a confiar en mí, y por eso he decidido ponerme en marcha desde ya.

-P-Pero...

-Quiero que vuelvas a sonreír Sans, quiero que algún día, aunque fuera mañana o en mil años más, vuelvas a decirme "hermano". Y no como una obligación, sino más bien como algo que me haga sentirme realmente orgulloso de escuchar, ¿está bien?

-Pero Papyrus, yo no me refería a eso... b-bueno sí pero también...

-Y luego de eso, con lo que me quede de vida lucharé hasta escucharte decir "te amo".

-Papyrus...

Papyrus realmente parecía hablar en serio, apretaba sus manos con fuerza, su mirada estaba llena de cariño y determinación al igual que sus cálidas palabras. Sans quería creerle, pero el dolor acumulado por tantos años se lo impedían y en su lugar le decían que tan sólo eran más mentiras que añadiría a su colección. Tenía miedo de ser herido otra vez, Papyrus estaba apostando algo muy grande, valioso y frágil, su amor, y si perdía la apuesta a Sans ya no le quedaría nada por lo cual seguir a su lado. Sabía que las palabras de Papyrus eran de doble filo, sólo el futuro podía decidir el camino que realmente debieron haber seguido desde un principio, él sería el encargado de mostrarles su verdadero futuro a cada uno.

Aquellas palabras resonaron dentro de su cabeza durante todo el día, tenía la pequeña esperanza de que Papyrus cumpliera con lo que le había prometido y así probar que podía volver a confiar en él.

Pero todo aquello se fue por los suelos al siguiente día cuando este se marchó de casa.

Algunas de sus pertenencias ya no estaban en su habitación, no había rastro de él en Snowdin y nadie lo había visto, tampoco fue tan amable de llamarlo aunque fuera sólo para decir que estaba bien y sacarlo de su preocupación. Nada, Papyrus se había ido.

Sin embargo, cuando estuvo a punto de caer en una crisis nerviosa encontró una pequeña carta pegada en la puerta del refrigerador. La tomó y fue hasta el sillón a leer su contenido. La abrió de inmediato cuando vio su nombre con la letra de Papyrus en el sobre.

"Sans:
Seguramente cuando despiertes yo ya no me encuentre en casa, pero no te preocupes por mí pues estaré bien. Si te preguntas dónde diablos estoy no puedo decírtelo, seguramente no estoy en Snowdin y no volveré por un buen tiempo pues quiero ordenar mis pensamientos. Mientras tú dormías pensé muchas cosas respecto a mí y nosotros, una de ellas fue en aquellos sentimientos de los que te conté hace unos días atrás, los cuales siguen dentro de mí y tal vez nunca desaparezcan. Pensé en olvidarme de ellos pero se me fue imposible, volver a verte me hizo querer estar aún más a tu lado y eso me complicó más las cosas. No digo que esté mal, oficialmente me he enamorado de ti y eso nunca cambiará, pero primero necesito cambiar pues estoy seguro que si no lo hago volveré a cometer los mismos errores que antes. No quiero eso, y si no soy capaz de cambiar para poder estar a tu lado al menos estaré lejos de ti para así evitar seguir hiriéndote. Sí, no confío en mí.
Puede que esto me tome mucho tiempo y sea egoísta de mi parte, pero es por el bien de ambos. Como te dije antes, quiero escuchar que me digas que me amas con la mayor seguridad y toda la sinceridad de todo el Underground. Lucharé por que algún día podamos tomarnos de las manos y abrazarnos sin salir lastimados, por estar juntos sin que sea una obligación o una tortura. Bueno, solo el tiempo decidirá.
Sans, aprendí que no necesitamos a alguien que nos arregle, sino que necesitamos a alguien quien nos quiera mientras nos arreglamos nosotros mismos.

Papyrus."

Fueron incontables las veces que leyó la carta, ahora en su pequeño corazón había más miedo que antes y no sabía cómo se desharía de él sin Papyrus a su lado. Por un lado se sentía nuevamente abandonado, pero por el otro sentía que él sí volvería, no sabía cuando pero lo haría, y sólo por él.

"Se despidieron, pero por dentro nunca se dijeron adiós. "

-Celeneh.

Enséñame A Amar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora