Desde que el cigarrillo lo había despertado Sans no había vuelto a dormir. Se sentía un poco cansado y somnoliento, pero el clima frío de Snowdin lo mantenía despierto y fresco. Deambulaba por el pueblo sin algún lugar en específico, ya había dado un par de vueltas en círculos sin darse cuenta de ello.
Su mente estaba en otro lugar, pensaba en cómo sería de diferente su vida si Papyrus le tomara un poco de consideración y aprecio, si al menos no lo tratara como a un perro. Claro que sólo eran los delirios de un gran soñador, sabía que ni en mil años algo como eso podría suceder. Incluso si él tratara de hacer ese gran cambio no ganaría nada más que una buena paliza y disminuir más de lo que ya estaba su nivel de dignidad, pues respeto ya no había.
-Si tan sólo no hubiese sido tan imbécil respecto a sus acciones...
-¡Oh, pero mira a quién tenemos aquí!
Sans se dio vuelta al escuchar la asquerosa y chillona voz de Mettaton a sus espaldas. -Hm, vaya, justamente pensaba en la basura que hay en mi casa...
- Ja, Ja, Ja... muy gracioso, Sans. No entiendo por qué te comportas de esa manera tan cruel conmigo, cuando lo único que yo quiero es ser tu amigo...
-Sí claro, ¿se supone que tengo que tragarme algo como eso? ¡Basura! -Sans siguió con su camino sin rumbo hasta que fue atrapado por los brazos metálicos de la estrella robótica. -¡Hey, pedazo de-!
-Veo que aún me sigues odiando querido, pero dime, ¿acaso es culpa mía ser tan fabuloso y tener a tu hermano al merced de mis pies? Claro que no cariño, claro que no.
-Sabes que mi Jefe tiene gustos exquisitamente raros, sin contar lo enfermos y extravagantes que pueden llegar a ser... Exactamente como tú, fenómeno.
-¿Estas tratando de decirme "feo"? -Mettaton le lanzó una mirada de muerte.
Sin embargo, Sans sonrió excitado ante la situación en que estaba. Algo que más amaba era molestar a ese pedazo de hojalata. -¡Oh, vaya...! Al parecer si hay inteligencia en esa cabecita hueca tuya... tuerquitas.
-¡Estás muerto...!
-¿Qué mierda está pasando aquí?
Mettaton soltó enseguida a Sans al ver llegar a Papyrus en escena. El esqueleto cayó al suelo de rodillas y se levantó defraudado, la pelea tendría que esperar.
-¡Oh, cariño! ¡Qué bueno que estás aquí! -Mettaton se lanzó a los brazos de Papyrus para luego besarlo en la mejilla, algo que siempre hacía al tenerlo cerca. -Papy, no sabes lo malo que fue tu hermano conmigo... ¡Es todo un patán!
-¡Si me buscas me encuentras, estrella sin brillo! -Exclamó Sans levantándole el dedo de al medio al robot que aún no se despegaba de su hermano.
-¡¿Lo ves?! ¡Irrespetuoso!
-¡Vete a la mierda!
-¡Sans! -Lo calló Papyrus.
-...! -Sans se tragó las palabras que tenía preparadas para Mettaton ante la orden de su Jefe.
-Tú, pequeña escoria, ¿cuándo dejaras de comportarte como un ser primitivo? ¿Acaso sigues siendo un mocoso insolente, que sólo sabe meterse en problemas con gente superior a ti? ¿Acaso no puedes madurar, idiota?
Sans retrocedió un poco encogiéndose, no se había olvidado que Papyrus siempre defendía a los demás antes que a él, y más a ese bastardo que se frotaba sobre su cuerpo. Frunció el ceño metiendo sus manos a los bolsillos de su chaqueta. -Tsk, jodanse los dos... -Dio media vuelta y se retiró del lugar maldiciendo a ambos.

ESTÁS LEYENDO
Enséñame A Amar.
Fiksi PenggemarTodo en la vida tiene un límite, incluso en el amor. Aquello fue lo que Sans aprendió durante el tiempo, pero que nunca quiso reconocer por temor a perder a quien era dueño de su corazón, siendo este Papyrus, nadie más que su propio hermano. Sin...