Harto de no saber y de no ser dueño de sí mismo, el Gustavo que traspasó la puerta de la planta baja 1 de Virrey Cevallos 592 no tenía buena cara. Desaliñado y con algunos kilos de más, llegó aquella tarde de Abril, después de trabajar, a charlar con Marcos, el psicólogo de Abuelas de Plaza de Mayo.
Le contó lo poco que sabía y le mostró la partida de nacimiento donde figuraba que había nacido el 2 de diciembre de 1976.
—¿Para qué la necesitás? -le había preguntado en tono frío y monocorde su tía-.
—Porque quiero saber quién soy. -contestó con un nudo en su garganta-.
Preocupado por dejar triste a esa mujer pero decidido a todo, Tavo se fué a charlar con Marcos y le preguntó su si viejo podía ser militar.
Marcos le hizo el cuestionario de rutina y tomó nota. Después de una larga charla lo derivó a las oficinas de la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad, la CONADI, para que le iniciaran una investigación. Ese mismo 4 de Abril le abrieron un legajo en el organismo estatal. No lograron ubicar ningún registro en hospitales ni clínicas que les permitiera saber dónde y cómo había nacido Gustavo. Se justificaba hacer un exámen de ADN en el Hospital Durand y así lo hicieron.
El 11 de septiembre, antes de que se cumplieran tres meses desde el día en que se presentó a realizarse la extracción de sangre, recibió un llamado en su celular. Coincidió con el quinto aniversario del atentado contra las Torres Gemelas en Nueva York. Sin embargo él no prestó atención a esa noticia ni a ninguna otra. Tampoco a la telenovela que alcanzaba los picos de rating y dela que todos hablaban, Montecristo, donde la protagonista Paola Krum iba como él a la CONADI y se hacía el mísmo exámen de ADN.
Tampoco le dió la bolilla a la sugerencia para que fuera ese mismo lunes a entrevistarse con Claudia Carlotto, coordinadora de la Comisión.
—¿Carlotto? -preguntó él-.
—Si -le respondieron-, la hija de Estela, la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo.
—No, disculpame. No puedo ir, estoy con mucho laburo.
Se excusó y avisó que iría al día siguiente.
Por la noche comió y escuchó un poco de rock and roll, nada de televisión. Se perdió el capítulo que sí vieron millones de televidentes en el que Krum miraba las fotos de dos bebés robados durante la última dictadura militar. La primera era la foto de una nena. La otra foto que mostraron era la de un nene de casi un año, morocho y con los ojos entrecerados. Este pibe que se mordía el dedo índice era él.
Tal como prometió, al día siguiente fue a ver a Carlotto a su oficina por el microcentro porteño.
—Contame cuáles son tus dudas -pidió ella en tono amigable y sin dejar de mirarlo a los ojos-.
—¿Otra vez? -preguntó.
Carlotto no se lo dijo pero estába emocionada. Su función le exigía autocontrol y aunque fue difícil contuvo la alegría del reencuentro.
No había habido en veintipico de años una sola pista ni una sola denuncia que hubiera permitido encontrarlo. Sin embargo él solo los había buscado y estába ahí, frente a ella.
Escuchó el relato de ese hombre niño y cuando tuvo la certeza de que era capaz de escuchar una noticia como la que tenía que dar, lo interrumpió.
—Tenemos tu resultado de ADN. Vos no sos Gustavo, tu nombre es Marcos. Eras un bebé de un año cuando desapareciste.
Le contó también que había nacido el 20 de diciembre de 1975 en la clínica Mater Dei de La Plata, un año antes de que a él lo habían dicho toda su vida. Le dijo que el nombre de su mamá era María Teresa Vedoya y la llamaban Tere o la Negrita. Y además, le dijo:
—Sí, tenés un papá. Se llamaba Hugo Suárez y estudiaba Medicina con tu mamá. Los dos están desaparecidos. No sabés como te querían...
Gustavo no le sacaba los ojos de encima e intentaba absorver cáda palabra que escuchaba.
—Quiero saber una sola cosa, ¿eran buena gente?
—Eran lo mejor que había, mejor gente que ellos no había. Eran muy simpáticos, eran muy graciosos. La Negrita era muy linda y tu papá era bastante buen mozo. Además -lo tranquilizó-, yo los conocía porque también estudiaba Medicina, y te conocí a vos...
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Marcos (En latencia)
Historia Corta((Relato basado en hecho real sobre la historia de Macos.)) Gustavo, un muchacho de 17 años, al cuál la vida le dá un giro rotundo tras la muerte de Ángela. Quedó solo y salió a ganarse su vida, conoció una mujer, fué papá dos veces y luego la separ...