JungKook se mordia las uñas. Humedeció sus labios una vez más antes de frotar sus manos en un intento fallido de mantener sus manos calientes.
Había pasado un poco más de una hora, claro que se desesperaba, pero él tenía la culpa de ir sin avisar. Se suponía que debía de haber ido a estudiar, pero vamos, un día más sin ir a la escuela no haría daño.
Ariel se sentó a su lado. Frunció los labios, aparentemente nerviosa.
-¿Cómo has estado? -se atrevió a preguntar primero.
El chico dio un brinco, asustado por la repentina aparición femenina. Debió de haberla reconocido por su exquisito olor a fresas, pero andaba con gripe y, por lo tanto, su olfato no era 100% seguro. Estornudó.
-Oh, bien. ¿Tú?
-Bien -contestó nerviosa, masajeó su sien.
-¿Cuándo vuelves?
-Aún no lo tenemos seguro.
-Mmm.
-Ariel.
-¿Si?
-Te extrañé.