xv (final)

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A Ariel le sudaban las manos.
Torpemente limpió cada una y el álbum se encontraba siendo asfixiado por su axila. Se encontraba en un fansign. Después de todo, BTS seguía siendo uno de sus grupos favoritos y no podía desaprovechar la grandiosa oportunidad de visitar a su padre y que el comeback de Bangtan estuviesen unidos.

Era la número 24. De uno de sus codos, colgaba una bolsa blanca de plástico, en la cual se encontraban algunos presentes que había preparado para cada uno. Faltaban tres en la fila para su turno. Mordió una de sus uñas y finalmente tomó el álbum en sus mano, la cabeza le pesaba y el corazón latía con rapidez.

Volvería a ver a JungKook.

Por su mente no podía dejar de imaginar las diferentes maneras de reaccionar que tendría y ansiaba a que ese momento al fin llegase, podía verlo desde su lugar, sonreía y hablaba con las demás chicas, a veces miraba al público y se preocupó en que quizá no la reconocería. Mordió aún más sus uñas y clavó la mirada en sus tenis, sería lamentable que no la reconociera. Inundada en sus pensamientos, uno de los guardias se acercó a ella bruscamente diciendole que era su turno, puesto que no había apartado la mirada de sus desgastados tenis y por lo tanto no se había percatado de que seguía ella.

Se apresuró a llegar a Hoseok e iniciar su recorrido, olvidó por un momento a JungKook y se centró en el ser sonriente frente a ella, y así con YoonGi y Jimin, hizo tiempo con este último, midiendo su mano con la contraria y este sonriendo con satisfacción al ver que su mano era más grande que la suya, y finalmente, JungKook.

Silenciosamente sacó el obsequio de la bolsa y lo colocó en la mesa.

-¿Tu nombre? -preguntó suavemente y le miró, ni un rastro de emoción, sólo la misma felicidad y sonrisa con la que miraba a otras chicas, una mirada vacía pero a la vez brillante. No sabía que era ella. No sabía que Ariel se encontraba frente suyo.

Acercó tímidamente el traste de plástico transparente en él se encontraba el postre que ella le obsequiaba las noches en las que se veían a escondidas en el living. El merengue blanco sobre el pan anaranjado brilló por las luces del lugar. Con timidez, abrió la boca.

-Mi nombre es Ariel.

JungKook no reaccionó al instante, escuchó el nombre, sonrió y firmó el álbum, pero al terminar de escribir, el marcador dejó de tocar el papel y corrió su vista al postre y seguidamente, al rostro de la extranjera. Su extranjera. Su sirenita.

-Ariel... -murmuró atónito, tragó saliva y de inmediato sonrió resplandeciente, feliz, sorprendido-, ¿cómo has estado? Caramba, lamento no reconocerte, veo tantos rostros todos los días, pero no he olvidado tu nombre -se excusó con las mejillas levemente rosadas.

-Bastante bien, gracias-respondió a la pregunta y sonrió de vuelta-, ¿y tú cómo has estado? ¿duermes bien?

-Bien, gracias. El comeback siempre nos deja agotados pero felices, y...trato de hacerlo, de dormir bien -rió tomando el traste de plástico-, el postre -agregó.

-El postre -afirmó con orgullo, él lo recordaba.

-¿Has venido a visitar a tu padre?

-Así es, gracias a todos los cielos ustedes tenían un fansign y no podía desaprovechar.

-Genial, ha sido realmente bueno ver que te encuentras bien.

Casi murmuraban, puesto que las chicas a los lados podían escuchar, la chica de su izquierda parecía impaciente, Ariel suspiró, era hora de irse.

-Ha sido un gusto, JungKook -dijo sonriendo por última vez, JungKook asintió con una pizca de tristeza-, espero volvamos a vernos en algún futuro.

-Yo igual lo espero, cuídate.

Chocaron sus manos y los dedos se entrelazaron velozmente.

Ambos felices, se miraban y sonreían de a ratos, el evento concluyó y ellos salieron de escena, Ariel sintió un pequeño vacío como aquella vez, hace un año, cuando ese mismo evento había acabado y creyó que era el fin

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Ambos felices, se miraban y sonreían de a ratos, el evento concluyó y ellos salieron de escena, Ariel sintió un pequeño vacío como aquella vez, hace un año, cuando ese mismo evento había acabado y creyó que era el fin. Esta vez, sí era el fin. Había venido a despedirse correctamente desde aquella vez en el avión y JungKook había aceptado su despedida y le había dado la suya. Sin remordimientos, sin dolores.

Cuando JungKook llegó de noche al apartamento, corrió a buscar por todas partes el viejo diario, lo encontró dentro de una de las mochilas que ya no usaba más y en la misma, un post-it azul, extrañado, lo despegó y sacó del interior junto al diario. Leyó con la piel de gallina y los dientes atrapando su labio inferior.

No sé qué es lo que vaya a pasar después de esto. Pero JungKook, quiero que sepas que nunca me arrepentiré de haberte confiado mis secretos y emociones, gracias a ello pude conocer al verdadero y tímido Jeon JungKook.

¡Que tengas un buen ensayo! No te desgastes tanto, algún día morirás y te arrepentirás de no haberme escuchado.

Te quiere, tu sirenita.

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pues, este es el fin. dirán, tanto rollo para que no quedaran juntos, pues sí hermana, nO SIEMPRE SE QUEDAN JUNTOS. La vida es una kk, lo sé.

Espero que hayan disfrutado de este corto y pequeño fic, el cual tardé siglos en terminar pero finalmente, he dado por concluida la historia de la sirena y el conejo tras telones. Agradezco su apoyo y todos los comentarios, al igual que la larga espera de capítulos entre capítulos <3<3<3<3<3<3<3<3<3<3 lxs amo mucho, mucho, mucho como un panucho<3

Sean felices, y no olviden escribir un diario, para que cuando conozcan a bangtan, regalarlo a tu bias y así engancharlo a ti. (no es cierto mi gente, regalen cosas normales xfas)

BAJO DEL MAAAAAAAAAAR, BAJO DEL MAAAAAAAAAR

ariel  :: jungkook2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora