Capítulo IV •La mudanza•

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Eran las 6 de la mañana
-¡Oh por Dios me he quedado dormida! Tengo que ir a la escuela.
Se me había olvidado todo por completo sobre la mudanza, yo estaba alistándome para ir a la escuela, cuando entra mi madre a mi habitación.
-Nia, empaca tus cosas, el avión sale a las 10:00 de la mañana.
-¿Qué? Le dije desesperada.
Mi madre no hablo más, dijo que solo empacara, que se hacía tarde.
Yo me quede callada, pero al mismo tiempo, con ganas de gritar y decir que no quería ir.
Pero a la vez, comprendí un poco, por que sabía lo importante que era su trabajo para mi papá.
Por dentro me estaba volviendo loca, obvio no me quería ir, pero tenía que hacerlo.
Entró mi hermano a mi habitación.
-No pienses hacer tus payasadas como siempre Nia. Dijo sonriendo.
-Créeme que me estoy volviendo loca por dentro. Le dije con rabia.
Issac solo sonrió y se fue.
Ya había acabado de empacar todas mi cosas, estaba enojada y lo sabía, por que no tuve ni tiempo de despedirme de mis amigos, odiaba a mi madre, más bien, a mis padres, ellos no sabían cómo me sentía por lo que se me hizo muy injusto todo esto.
Eran las 7:34 y yo me quede sentada pensando en cómo sería vivir en Australia, quiénes serán mis amigos, etc, etc.
Estaba nerviosa por que no se me da tanto de hacer amigos pero eso no me importaba.
Mi padre ya estaba en la camioneta con mi madre y mi hermano, solo faltaba yo, así que, de rápido me puse delineador en mis ojos, me puse rímel y un lápiz labial morado en mis labios, baje rápido por que mis padres esperaban.
Cerré la puerta de mi habitación, baje las escaleras, y me quede ahí pensando en todo lo que había pasado aquí, se me bajaron unas gotas de lagrimas pero pude quitarlas antes de salir con mis padres a la camioneta, cerré la puerta principal y subí con mi hermano.
Era un viaje largo hacia el aeropuerto, así que, me puse mis audífonos y empecé a escuchar música, Nirvana (como siempre).
Llegamos al aeropuerto y tomamos nuestro avión, llegamos temprano eran las 9:36, y nuestro avión salía a las 10:00 así que todo era tranquilo, esperamos en la sala de espera mientras que yo iba al sanitario, en realidad solo iba a retocar mis labios.

•Un amor idiota•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora