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Narra Sagitario

Estaba cansado de esperar a que las cosas se solucionaran por si solas, era hora de actuar y recuperar a Piscis.

Ella llevaba semanas sin dirigirme la palabra a penas. No respondía a mis llamadas, ni a mis mensajes y cuando iba a su casa para intentar hablar con ella jamás me abría la puerta.

Por eso recurrí a su mejor amiga, Cáncer. Ella también estaba al tanto de lo zorra que podía resultar Ofiuco, así que se mostró un poco comprensiva y decidió creer que el beso no fue culpa mía. Había quedado con Cáncer en un parque y ella había quedado con Piscis allí, pero Piscis no sabía que yo iba a asistir.

Al llegar al parque me senté en un banco, cerca de una fuente. Cáncer apareció a los pocos minutos y se sentó a mí lado.

—Tienes que esconderte—Me dijo. Yo le miré sorprendido—. Oh, vamos, ¿crees que si Piscis te ve se acercará?

Eso tenía sentido. Así que me levanté del banco y me escondí detrás de un árbol a unos pocos metros. No era el mejor sitio, pero al menos Piscis no me vería cuando llegase.

Entonces apareció Ofiuco. No me podía creer que estuviera siendo tan cabrona como para aparecer justo en aquel momento. Es verdad que ella estaba intentando arreglar las cosas con todos, pero era Ofiuco, había sido mi novia durante un tiempo y la conocía, ella siempre hacía las cosas por alguna razón mucho más allá de mi entendimiento.

Ofiuco pasó frente a Cáncer, que la dedicó una sonrisa para nada amistosa, y se acercó a mí con una sonrisa.

—Hola.—Me saludó.

—¿Qué haces aquí?—Pregunté enfadado.—Joder, Ofiuco, tengo cosas importantes que hacer y que estés tú aquí no es una buena idea.

Ella me miró y soltó una pequeña risa.

—Oh, querido, vengo por esa misma razón. Para ayudarte con tus problemas. Soy una mujer y como tal entiendo que Piscis no va a creer ni una palabra de lo que digas, así que seré sincera y le contaré todo lo que sucedió en el acantilado.—Explicó.

—Eso no va a funcionar. Es un plan estúpido. Es decir, si Piscis no quiere verme ni a mí, ¿cómo va a querer hablar contigo?

—Te recordaba más inteligente, cariño.—Dijo con una sonrisa pícara en sus labios.—Piscis es buena chica, estoy segura de que me escuchará. No por mí, ni por ti, si no por ella misma. Necesitará saber que de verdad tú no fuiste tan cabrón como para traicionarla.

—No creo que sea buena idea...

—¡Ahí viene! ¡Tienes que esconderte!—Gritó interrumpiéndome, aunque lo hizo tan bajo que nadie pudo oírla. Ofiuco me agarró del brazo y me colocó detrás del árbol, ella se colocó justo delante de mí.

Piscis y Cáncer pasaron unos minutos hablando. La verdad es que Piscis estaba guapísima y a pesar de todo siempre tenía una bonita sonrisa. Le echaba un montón de menos.

Cáncer me hizo una señal para salir, pero los nervios me invadieron. Las palabras que había pensado decirle se esfumaron de mi mente y me quedé en blanco. Al ver que me quedé inmóvil, Ofiuco tomó la iniciativa y salió de detrás del árbol, tirando de mi brazo para que saliera junto a ella.

Piscis se nos quedó mirando. Después se cruzó de brazos, eso era señal de que se había enfadado. Cáncer se llevó las manos a la cabeza y puso los ojos en blanco en señal de desesperación. Seguramente no entendía que hacía Ofiuco allí.

—¡Hola Piscis! Estás muy guapa, querida.—Saludó Ofiuco con una sonrisa, acercándose aún más a ella. Yo la seguí, no terminaba de fiarme ella.

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