Tienes el único poder que me convierte en inservible,
Descartable, fácil:
El de las palabras.
Que es el de la paradigmática noche que marcha de pie y te alza
A cruzar el cementerio de mi vida.
Aquí vulnera tu veneno,
Enchastra el pelo de mono que regala tu cuello al calor.
Me manchas de una sangre
Azul y friolenta,
Me hablas del contraste de mi piel réplica.
No, bebé,
Aquí no gana ningún adentro,
Aquí es la pierna hinchada y la flor que grita,
Y la flor pisada y la pierna marchita.