Siempre fuiste tu

Cuento 3

Todos los personajes pertenecen a Suzanne Collins

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Siempre fuiste tú

Había tenido que ir a comprar algunas cosas al Distrito. Intentaba pararme lo menos que pudiera para que la gente no me detuviera. Por eso ese día me había sorprendido mucho por los progresos de la construcción de algunas de las casas y negocios. Aprovechando se me ocurrió ir a buscar a Peeta que estaba ocupado en la construcción de la panadería.

--Hola- lo saludo. Me siento un poco rara porque algunos de los hombres que lo ayudan me observan.

El Capitolio había mandado ayuda al Distrito 12 para hacer limpieza en cuanto a los cadáveres que quedaron y después de eso los enterraron para que finalmente tuvieran un lugar donde descansar. Lo malo fue que no se pudo reconocer a ningún cuerpo, así que la idea era que en su lugar pondrían un monumento con sus nombres.

--Hola- saluda.

Se acerca secándose el sudor de su frente. Veo como la camisa blanca se le pega a su cuerpo y noto que los músculos que antes tenían estaban regresando. Aparto mi mirada avergonzada por haberme fijado en eso. Al mover mi cabeza veo que unas mujeres se detienen en medio de la calle y empiezan a entregar listones de color rojos y blancos.

--Es por la celebración- dice Peeta- Ya vez que hoy será la toma de protesta presidencial de Paylor.

-- Ah sí.

-- La gente pondrá esos listones en sus puertas para celebrar.

Asiento y volteo a verlo nuevamente- Vine por si querías que regresemos a casa juntos.

--Sí. Espera voy a avisar que ya me voy.

Noto que algunas de las personas que llevan listones se me quedan viendo y eso me tensa, quiero ya irme y siento que fue mala idea haber venido por Peeta. Lo mejor hubiera sido irme a la casa directamente.

--Listo-dice- Vámonos.

Veo que en lo que será la nueva plaza principal están colocando una televisión gigante para que vean la toma. La gente camina y se les ve muy feliz y animada. Salimos del Distrito finalmente para dirigirnos a la Aldea de los vencedores durante el camino ninguno habla hasta que Peeta dice.

--La gente tiene esperanza en este cambio. A pesar de que durante mucho tiempo sufrimos y hemos perdido tanto, pero aun así queremos creer que vendrán tiempos mejores.

-- ¿Y tú crees que este cambio hará que la vida sea buena?- le pregunto porque solo tendré fe si él tiene fe.

-- Si el gobierno toma buenas decisiones y todos apoyamos a que los cambios se lleven a cabo la vida será buena. Solo que debemos entender algo, de ahora en adelante cada uno será el responsable de sus vidas. Katniss tenemos que echarle ganas para que nuestras vidas sean mejor que solo buenas.

No digo nada porque entiendo lo que dice. Y me pregunto a mí misma, ¿qué tanto me he esforzado para que mi vida mejore? De repente siento un empujoncito en mi hombro.

--Gracias por venir hoy por mí. Sé que es difícil para ti estar donde hay tanta gente.

Sonrió al darme cuenta lo capaz que es de leerme el pensamiento. Llegamos a la casa y somos recibidos por un latoso Buttercup que me exige que lo alimente. Quiero saber en qué instante creyó este animal que puede hablarme así, pero no me quejo y me dirijo a buscar su alimento. Peeta se sienta en lo que se había convertido en su zona de trabajo y tomando un pincel miro el cuadro en el que estaba trabajando. Era un hermoso paisaje del cual se había inspirado un día que lo invite al bosque. Nunca había ido y quedo tan impresionado que este era el segundo cuadro que pintaba. El primero estaba apoyado en el librero y al igual que este le estaba quedando precioso.