Cuento 4

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Todos los personajes pertenecen a Suzanne Collins

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Siempre fuiste tú

Mayo había resultado sofocante con tanto calor y estábamos a la espera de las lluvias que pudieran refrescar el Distrito. Muchas de las construcciones ya estaban terminadas y la panadería estaría lista en unas semanas más. Peeta parecía ilusionado y lo notaba más feliz.

--Ya me voy- dice, mientras lava su plato.

-- Sí- conteste tomando con tranquilidad mi chocolate caliente.

-- Hoy- dice de repente, pero se calla.

-- ¿Qué pasa?- pregunto.

-- Te hiciste tu trenza- dice- Hace tiempo que no te la hacías.

-- Ah, sí. Sentí ganas.

Se despide y sale de la casa. Pienso que el día de hoy tuve ánimos para hacerme mi trenza. Desde que había regresado no sentía ganas de hacerla, por varias razones, una de ellas la tristeza de no tener a Prim. Entonces me puse a pensar que el hecho de peinarme y hacérmela significaba que ya estaba superando la tristeza de haber perdido a Prim.

Camino por el bosque solo un rato, ya que empiezo a sentir el aroma a lluvia y aunque parezca tonto, todos estos años me enseñaron que la tierra siente cuando esta por llover. Seguramente después de tanto calor anhela sentir como el agua la va mojando para renacer, me pregunto si en el momento en que lluvia todos renaceremos. Regreso a la Aldea cuando me encuentro con Haymitch.

--Hey Preciosa.

-- Hola- digo sorprendida de verlo sobrio.

-- No fuiste a cazar.

-- Sí, pero decidí mejor regresarme.

-- Entonces vamos a tu casa-dice.

-- No se supone que tienes que esperar a que alguien te invite a pasar.

Con una gran sonrisa burlona abre la puerta de mi casa y entra. Suspiro y entro detrás de él. Lo encuentro en la cocina abriendo todos los gabinetes. Al final saca unas galletas que hizo Peeta.

--¿No tienen algo para tomar?

-- Hay agua y jugo.

-- No gracias- dice haciendo cara de asco.

Con unas cuantas galletas va a la sala y se sienta. Lo sigo y me siento frente a él, también comiendo un par de galletas. Estoy pensando que cada día le salen más ricas cuando Haymitch habla.

--¿Y cómo te va con el chico?

-- Bien- respondo.

-- ¿Ustedes ya están juntos?- pregunta.

-- ¿Qué? No- respondo incomoda- ¿Por qué preguntas eso?

-- Vamos Preciosa. Ya tienen meses viviendo en la misma casa.

-- En cuartos diferentes- le aclaro.

-- Sabes que ya no hay cámaras ¿verdad?

-- Lo sé- contesto sin entender su punto.

-- De ahora en adelante como decidas llevar tu relación con el chico, será sin ninguna presión.

Me molesta que me diga esto, ya que en este momento es lo último en lo que he pensado.

--Puedes tomarte tu tiempo, pero si decides que para ti el chico solo es un amigo. Se sincera con él, y no te calles solo por el temor de que te deje.

Siempre fuiste tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora