Él tenía novia. Era feliz, o eso creían todos. Él creía que no saber bien lo que sentía y el hecho de estar confundido era normal.
Sus padres siempre le habían inculcado que un hombre iba con una mujer, no con otro hombre, y viceversa.
Llevaba tanto tiempo escuchando eso de sus padres que siempre creyó que era verdad. Hasta que un día se topó con un chico castaño de ojos azules que lo cautivó. Nunca había estado seguro con respecto a su inclinación sexual. Y eso parecía una especie de confirmación a lo que venía pensando. En el momento no tuvo claro lo que sintió, pero estuvo días y días pensando en ese chico, y también en que nunca lo volvió a ver.
Se comenzó a preguntar si verdaderamente era feliz, y en realidad, nunca pudo saberlo completamente, ya que murió trágicamente en un accidente automovilístico que fue provocado luego de una fiesta, una borrachera, y una persona lo suficientemente estúpida como para ir con su celular en vez de prestar atención a la carretera.
A pesar de todo, sus amigos, después de su muerte, empezaron a recordar ciertas actitudes de él que podrían confirmar que él pertenecía a la comunidad homosexual.
