"Desearía ver el mundo de la manera en que tú lo haces", le habían dicho alguna vez, y en ese momento esa frase lo había hecho sentir bien.
Ahora es otra cosa. Gracias a un accidente en su casa, había quedado ciego. Sí, ciego.
Al principio no se acostumbraba a no ver nada. Era raro. Y parecía que, misteriosamente, su familia había dejado de quererlo, ya que no lo visitaban, ni siquiera lo llamaban por teléfono.Se cuidaba solo, ya parecía que veía a la perfección de tan bien que se manejaba.
Ya se había acostumbrado a la vida que le había tocado vivir, y si le preguntaran si es feliz, podría decir que, casi con exactitud, respondería que sí.