Capítulo 4.

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"...Hola, soy Taylor , la novia de tu padre."

No sabia que hacer o que decir, mi mente estaba totalmente en blanco, me encontraba en un profundo estado de shock gracias a las palabras de la rubia.

Lo mínimo que pude hacer fue sacudir mi mano en forma de saludo y sonreír para así no demostrar las ganas que tenía de salir corriendo de aquel restaurante. Simplemente no lo podía creer, todas las esperanzas de que mi madre volviera se habían esfumado.
Mientras ella y mi padre conversaban, aproveché que estaban distraídos y le mandé un mensaje a Porter; de una u otra manera tenía que salir de aquel restaurante y Porter era la coartada perfecta. Simplemente le dije a mi padre que Porter había tenido un "pequeño accidente" así que tenía que ir a ver como estaba, se podría decir que le dije una pequeña mentira piadosa, el caso es que funcionó, me despedí de él y de la rubia esa, perdón, de Tay, y me fui corriendo a la casa de Porter, necesitaba hablar con él, siempre me hacía sentir mejor con sus palabras y sus abrazos.

Al cabo de media hora llegué a la casa de Porter, me estaba esperando a la entrada con una cara un tanto de preocupación.
-¿Qué pasó?-dijo asustado -¿Qué es eso tan importante que tienes que decirme?-.
-Mi padre...- dije mientras retomaba la respiración.
-¿Tú padre qué?- dijo Porter preocupado.
-Mi padre tiene novia- dije cabizbaja
- ¿Todo ese alboroto por eso?, me tenías preocupado. Pensé que era algo grave- dijo aumentando el tono de su voz.
-Para mi es algo muy grave- dije sin mirarlo.
-No le veo la gravedad, no le veo el lado negativo a que tu padre tenga novia, es algo muy normal- dijo calmándose.
-Tú no comprendes Porter, tenía la ilusión de que mi madre volvería, arreglaría las cosas con mi padre y volveríamos a ser la familia que eramos antes- dije conteniendo las ganas de llorar. Porter se calmó, se volteó hacia mí y me tomó por los hombros.
-Escucha, por más que desees que ellos estén juntos, en los asuntos del corazón solo manda el corazón.
-Ay! Qué gay sonaste!- dije riendo mientras me lanzaba hacia él para abrazarlo. No suelo abrazar a la gente pero realmente lo necesitaba, además, Porter tiene la capacidad de hacer que todo en mi vida cobre orden, por eso es mi mejor amigo. Fue, tal vez, el abrazo más largo que nos habíamos dado en mucho tiempo, se sentía bien.
-Creo que deberías volver con tu padre, debe estar preocupado.
-Tienes razón- dije mientras me separaba de él -Nos vemos en la escuela. Salí de la casa de Porter y fui directo a la mía. Al llegar, abrí la puerta de la entrada principal y efectivamente, mi padre me estaba esperando preocupado.
-¿Está todo bien?- dijo mirándome expectante.
-Sí... Todo está perfecto- dije dudosa y algo sarcástica.
-Ven, quiero que hablemos un rato. Nos dirigimos a la sala de estar. Mi padre se sentó donde habitualmente lo hace y yo me senté justo al frente.
-Te cayó muy mal la noticia, ¿Verdad?.
-No fue la mejor noticia que he recibido estos días.
-Cariño, sé que temes que tu padre se meta con cualquier mujer pero te aseguro que ya sé cuidarme solo.
-¡No es eso!- grite en tono de berrinche.
-¿Entonces?- dijo mientras tomaba mi mano -¡Explícame!.
-Es... Yo pensaba... ¡Ah!, ¡olvídalo!- me levanté y me dirigí hacia el pasillo para ir a mi habitación.
-¡Dime!- exclamó mi padre quién fue detrás mío. Me volteé hacia él, lo miré directamente a los ojos. Comencé a llorar.
-Yo... Yo tenía la idea de que algún día volverías con mi madre. Salí corriendo hacia mi habitación. Mi padre se quedó quieto. Me encerré y me tumbe sobre el suelo. Lloré toda la noche.

Me acosté en mi cama justo después de ponerme mi pijama. Mi padre nunca se acercó a mi habitación para hablar, creo que entendió perfectamente el mensaje de que quería estar sola. Me recosté sobre mi almohada y comencé a pensar: no tengo que actuar así. Mi padre, al igual que todo el mundo, merece ser feliz y, tal vez, su felicidad no es propiamente como yo la idealizaba. Tal vez, no es tan malo que tenga una novia, puede que ahora no me agrade pero tal vez si cuando la conozca mejor, pueda llegar a agradarme. Me es difícil aceptarlo pero Porter tiene toda la razón, en asuntos del corazón manda el corazón, no hay nada que pueda hacer, el corazón quiere lo que quiere, y el corazón de mi padre ha encontrado una persona a quién amar, y de alguna forma, tal vez eso sea lo mejor para él.

Me quedé pensando toda la noche que no me di cuenta cuando me quedé dormida. Pensé en tantas cosas pero había algo, o más bien alguien que siempre llegaba a mi mente de alguna manera: mi madre.

La Hija de Calvin HarrisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora