Capítulo 8.

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Desperté en una habitación corriente de un hotel ordinario. Pensé que todo lo que había pasado fue un simple sueño. Pero al correr las cortinas, me di cuenta que aunque el hotel tenía pinta de barato y simple, tenía una vista plena de Doncaster. Me emocioné demasiado que solté un pequeño grito. Me arreglé rápidamente y salí directo a la calle corriendo. Estaba tan segada por la emoción que no me di cuenta que no sabía hacia dónde debía dirigirme; y cuando me di cuenta, me encontraba en el centro de esta ciudad pérdida y sin ninguna idea de qué hacer.

Entré a una pequeña tienda en una esquina muy particular. Compré algo de comer y pedí indicaciones de cómo volver a mi hotel. Al salir, tenía la mirada directo en mi bolso, ya que estaba guardando el dinero que tenía. Saqué mi mapa del lugar y comencé a intentar guiarme. Al levantar la vista de mi mapa, noté que el nombre de la tienda del frente tenía algo peculiar justo debajo de él: "aliada del grupo Tomlinson". No lo había notado hasta ahora, pero todas las tiendas del lugar tenían exactamente lo mismo en sus nombres. Un cosquilleo recorrió todo mi cuerpo. Ese era el nombre de la familia que había adoptado a mi hijo. No podía creer lo fácil que había sido encontrarlo. No podía perder el tiempo; así que me dispuse inmediatamente a buscar el lugar donde esta familia residía. No fue una tarea difícil, una familia con tanto poder y dinero debía vivir en la casa más grande de toda la ciudad. Y así era. Tomé un taxi que me dejó justo al frente de la entrada principal de la casa. Al anunciarme, me identifiqué por mi nombre, Elena Goulding. Y antes de decir algo más, las puertas se abrieron. Un mayordomo esperaba a la entrada. Nos dirigimos en un pequeño caddie que nos llevó hasta la enorme mansión. Fue un camino largo hasta ella, y en ese momento lo único que se pasaba por mi mente era: ¿quién necesita una entrada tan larga?.

Al llegar, las puertas de la casa se abrieron solas y una señora delgada y alta estaba parada del otro lado.
–Buenos días– dijo con el acento más inglés que había escuchado –La señora Tomlinson aguarda por usted. Acompáñeme. Entré a la casa y caminé detrás de ella. Era una casa hermosa, muy tradicional, al estilo inglés. Nos dirigimos a un gran salón donde habían varias bibliotecas y justo en el centro había una pequeña sala de estar donde estaba sentada la señora Tomlinson.
–Jamás pensé que la conocería, señora Goulding. Es gratamente un placer– dijo la señora. Se veía más vieja que yo. Algo operada pero era bastante linda.
–Yo tampoco– dije algo incómoda –Es un placer conocerla.
–Tenía la esperanza de que nunca llegara el día en el que alguno de los dos quisiera conocer al otro– dijo ella algo melancólica.
–¿Él está aquí?– pregunté.
Desafortunadamente, no– dijo ella –Salió hace unas horas con su padre pero si gusta, puede esperarlo. Acepté la propuesta de la señora. Mientras esperábamos, comenzamos a hablar y a conocernos un poco más y más. Llevábamos cerca de una hora cuando ella me ofreció un recorrido por la mansión. No me negué. Era una casa realmente grande y hermosa. Tenía toques clásicos que la hacían parecer salida de una película. Mientras recorríamos la casa, ella me habló sobre Louis. Sobre todo lo que necesitaba y podía saber sobre él y la familia Tomlinson. Me contó porqué no le cambiaron el nombre y muchas cosas más.

El tiempo pasó volando, ya había empezado a atardecer. Decidimos ir al comedor para cenar. Mientras cenábamos, comencé a pensar acerca de la buena vida que le había dado esta familia a mi hijo hasta ahora. Y la verdad es que estaba enormemente agradecida con ellos por haberle dado todo aquello que yo no pude; de igual manera, no pude evitar pensar en mi hija. Tenía que escribirle otra carta. Fue una de las cenas más deliciosas que había tenido en mi vida entera. Al terminar, nos dirigimos una vez más a la sala de estar donde estábamos unas horas atrás. Ella me mostró varios álbumes de fotos de Louis. Era el niño más tierno de todo el Reino Unido. No pude evitar el hecho de que algunas lagrimas salieran de mis ojos.
–No podía tener hijos– dijo la señora Tomlinson mientras me ofrecía un pañuelo –Mi esposo y yo habíamos recorrido casi todo el reino en busca de un pequeño que pudiera llenar ese espacio vacío... Y al ver a Louis, simplemente nos enamoramos. Es un chico maravilloso. No me di cuenta cuando pasó, pero en ese momento ambas estábamos llorando. Fue, para ser sincera, un momento bastante emotivo.

Mientras secábamos nuestras lágrimas, la misma mujer alta y delgada que me recibió cuando llegué había entrado en el salón.
–Disculpe Señora que la interrumpa pero quería avisarle que el señor Tomlinson y su hijo han llegado. Al oír eso, ambas nos levantamos y nos dirigimos a la entrada principal. Cuando las puertas empezaron a abrirse, un escalofrío recorrió todo mi cuerpo. Estaba completamente nerviosa. Entró el señor Tomlinson, quién se sorprendió al verme junto a su esposa.
–Hijo– dijo la señora Tomlinson –Hay alguien que debo presentarte– tomó una breve pausa y respiró –Ella es Elena. Tu madre biológica.

La Hija de Calvin HarrisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora