Capítulo 3.- Miedo

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Disclaimer: Los personajes de Sherlock Holmes no me pertenecen, sino a su autor Sir Arthur Conan Doyle, la serie "Sherlock" pertenece a la BBC. Este fic lo hice sólo y únicamente como diversión.
Personajes: Sherlock, John Watson y otros.
Aclaraciones y Advertencia: Este fic contiene Slash, angustia y lo que se me vaya ocurriendo, kesesesese.

Resumen: Sherlock despertó solo en la cama, como había estado sucediendo en los últimos meses. Después del sexo —si es que llegaba a suceder—, John se levantaba nada más terminar, se daba un baño y se iba a su antigua habitación, dejando al detective con el corazón roto y sintiéndose como una vulgar ramera.

Beta: Lily Black Watson.

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Y se fue el amor

Capítulo 3.- Miedo

Sherlock tenía ya, casi seis meses de embarazo y uno viviendo en España, junto al especialista.
Antonio acostumbraba a salir dos o tres veces por semana, pues era el medico de confianza de la familia Real y de algunos miembros de la política de ese país, pero toda su fortuna no se debía únicamente a sus habilidades médicas, contaba además, con caballos pura sangre, muy bien cotizados en el mundo de las carreras y exhibiciones.

Sherlock pasaba los días tocando su violín, haciendo experimentos o disparando a la pared de su cuarto; la primera vez que hizo un agujero de bala en esa casa, pensó que Antonio lo reprendería, en lugar de eso, el doctor, colocó un blanco y lo retó para ver quién de los dos tenía mejor puntería.
Sherlock había comprobado que Antonio era un amante de los animales, tenía seis gatos, seis perros y por supuesto, caballos (aunque estos últimos no les tenía en casa), el detective no era muy afín a las mascotas, pero Ben, era diferente, ese pequeño felino, era listo, solitario y siempre andaba investigando todo lo que le rodeaba; Antonio solía decir que era su versión en gato, algo, que lejos de enojar a Holmes, le hacia sonreír.

En ese mes, Sherlock había aprendido mucho sobre los embarazos en hombres.

En estado embrionario, todas las personas se desarrollan de manera similar, siguiendo un "patrón femenino". En otras palabras, todos empezamos siendo mujeres.

Aproximadamente 60 días después de la concepción, la testosterona empieza a influir en quienes contienen un cromosoma Y, es decir, los hombres. La hormona cambia la actividad genética de las células tanto en los genitales como en el cerebro. Sin embargo, en esta etapa los pezones ya están presente, pero también, sucedía que cierto número de individuos masculinos, preservaban ciertos aspectos de la biólogas femenina (sin caer en el hermafrodismo o en lo andrógino).*

Antonio y los pocos especialistas interesados en el tema, aún no llegaban a comprender, como era posible que un hombre, pudiese llegar a embarazarse, sin sufrir grandes percances por el estrógeno; pero, habían descubierto una mutación en el gen SRY dentro cromosoma Y dando lugar a un nuevo y minoritario género al que llamaban Doncel.

Sherlock, estaba fascinado con las teorías y los pocos experimentos que habían realizado sobre los Donceles, pero la investigación se había visto comprometida por las quejas constantes de grupos religiosos y homofóbicos extremistas, que consideraban a los hombres e hijos nacidos de estos, como engendros del diablo.
Estúpidos e hipócritas que consideraban pecado el amor de dos personas del mismo sexo; pero en los casos de religiosos pederastas, estaba bien. Nadie exageraba por ello.

—Sherlock —lo llamó Antonio, ambos se encontraban desayunando en el jardín, pues el doctor había insistido que eso le haría bien al bebé.
— ¿Hm? —masculló mientras picaba la fruta en su plato.
Antonio se mantuvo en silencio; no sabía si debía preguntar por el otro padre del bebé, o mejor dicho, los bebés, pues era obvio que se trataba de un tema muy delicado para Sherlock, pero después de leer el blog de John Watson, comenzó a tener curiosidad, y es que, los primeros escritos de sus aventuras eran tan vibrantes, se podía sentir el amor y la admiración que el ex militar sentía por el detective, pero unos meses antes de la última publicación, todo se volvió opaco, era como si estuviese confundido o ya no sintiera nada por Holmes.

Y se fue el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora