Cuatro;

6.5K 1K 514
                                    

Avergonzar.


Al despertarse el décimo día de su "resfrío fuerte" —como había decidido llamarle— Kyungsoo se sentía como nuevo. Su garganta no le dolía al tragar, no había rastro de fiebre y la molestia muscular había desaparecido. Aunque tosió un par de veces mientras se secaba el pelo luego de darse un baño, no era nada comparado a las fechas anteriores. Todavía no veía a Jongin, puesto que eran apenas las 8 de la mañana, pero impaciente se vistió y arregló; el ambiente estaba tibio como nunca, y tantos días de estar acostado le hacían sentir doblemente ansioso.

Escoge una cómoda camisa oscura con cuadros rojos en la parte frontal y unos jeans negros. Se pone las zapatillas menos usadas que tiene y ordena su pelo con cuidado, haciéndolo lucir ordenado. Quiere salir con Jongin, lucir bien para él, y aunque el pensamiento en un principio le sorprenda, deja de darle vueltas de inmediato.

Invade la pieza del afásico y abre las cortinas de par en par.

—Jongin-ah, —canturrea levantando la sábana que tapaba el rostro del menor. —Despierta. —El joven separa pesadamente los ojos, topándose de frente con el rostro del antes enfermo y despertando de golpe. —¿Quieres salir conmigo? —lo invita bromeando, porque si saliera, obviamente lo llevaría con él.

Jongin asiente con una sonrisa automática en sus gruesos y rosáceos labios. El mayor se dirige a la puerta para dejar que el chico se cambie cuando un llamado lo alerta a detenerse. — ¡H-Hyung!

–¿Sí?

—C-como... ¿Hyung... b-bien?

—Estoy bien, me recuperé completamente, —dice animoso. —Gracias por cuidarme tan bien, Jongin-ah.

Jongin ríe, con la iluminación mañanera pegando justo sobre su rostro, haciéndolo lucir esa expresión somnolienta tan enternecedora de él. El chico se detiene al observarlo completamente, y Kyungsoo lo mira de vuelta con curiosidad.

—Hyung... l-lindo.

Ambos se sonrojan, sutilmente.

—Jongin-ah también se ve lindo, —musita con la cara hacia la puerta. —Me iré si no estás vestido cuando suba.

Y diciendo eso, Kyungsoo se dirigió donde la Sra. Lee para avisarle que saldría todo el día con Jongin.


*


El camino por el cual avanzaban uno junto a otro estaba bordeado de grandes árboles con hojas en distintos tonos de naranjos y cafés. Parecía irreal, era hermoso y agradable; se detenían cuando ráfagas de aire tibio soplaban botando una lluvia de hojas desde el cielo, reían cuando una chocaba casualmente contra la cabeza de alguno de los dos. La risa de Jongin era divertida y se había hecho más que conocida; la afasia le quitaba la capacidad de decir exactamente lo que su mente dictaba, pero cosas tan puras como la risa no necesitaban ser pensadas, solo salían como eran y eso nunca cambiaría.

Kyungsoo había decidido llevar a Jongin a un lugar tranquilo y que no conociese, por lo que tomaron un bus de cuatro horas hacia las afueras de Seúl. Al principio el rumbo había sido incierto, pero de una forma u otra llegaron a rutas y más rutas naturales, casas surgían de la nada y campos se extendían a lo lejos. Un paisaje rural, muy distinto a los rascacielos, luces y edificios que el centro de la ciudad ofrecía, era quizá, en parte, la razón de la cara maravillada de Jongin.

—Jongin-ah, —llama mientras termina de masticar uno de los bocadillos que la Sra. Lee había hecho para ellos. —¿Quieres hablar?

El moreno asiente y se saca la mochila, probablemente por la libreta, pero Kyungsoo lo para.

I. Repentant Aphasia; Kaisoo · Saga GCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora