Seis;

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Sentir.


El trayecto hasta la ubicación del departamento de Kyungsoo había durado dos horas y media, cargados con un pesado bolso cada uno y un solo paraguas para ambos. Las nubes grises tapaban completamente el sol, poca gente caminaba por las calles al ser un día de semana y calculaban que serían cerca de las seis de la tarde cuando el mayor movió su llave en el cerrojo y traspasaron el umbral.

Kyungsoo vivía en el doceavo piso de un departamento moderno pero para una sola persona, con vista lejana a los edificios donde había mayor movimiento. Era tranquilo, no se alcanzaban a oír ruidos molestos y dentro la decoración era simple pero acogedora. Jongin se sintió de inmediato en casa y Kyungsoo estuvo dichoso por unos momentos. Lo dirigió hasta su habitación y dejaron los bolsos en el suelo. Allí básicamente había una cama individual, un armario grande, una repisa con libros y un calefactor que en seguida encendió.

—Haré una cama en el suelo con las mantas y así tú dormirás en la mía. ¿Bien? —anuncia tomando un montón de frazadas del guardarropa.

—No, —niega con las cejas fruncidas. —V-vamos a... a compartir, Hyung.

Kyungsoo se turba ante el pensamiento de volver a dormir con Jongin, solos, pero esta vez con una declaración de por medio. —B-bien. Compartirás con Hyung. —El menor sonríe orgulloso y envuelve sus brazos alrededor de su cintura.

Ordenaron sus ropas y comieron; vieron televisión y practicaron leyendo en voz alta los libros que Kyungsoo tenía; rieron y exhalaron cansados cuando la noche hubo caído pesada sobre ellos. Listos para dormir se turnaron en el baño y luego de una ducha tibia, se acostaron. Su pulso agitado por el hecho de que la cama no era lo suficientemente amplia para dos jóvenes grandes, y la luz amarilla y débil del velador aún estaba encendida. Podía ver directamente los ojos profundos de Jongin, serio y relajado; que recorría las líneas de su rostro analizándolas y tocándolas con la punta de sus dedos, descubriéndolo con sus yemas. Le acariciaba tiernamente; por su frente, recorriendo sus párpados, bajando por la nariz y la curva de su boca. Luego el espacio ahondado bajo su labio inferior, llegando hasta el mentón, una y otra vez, pausado. Kyungsoo cierra sus ojos y disfruta la sensación de los toques, hasta que inesperadamente Jongin se detiene posando ambas manos a cada lado de su rostro.

Kyungsoo alcanza a entreabrir los ojos ligeramente antes de que se escuche el sonido de las sábanas, Jongin elimine la distancia entre ellos y sus labios sean tomados por otros templados y blandos. Vuelve a cerrar sus ojos y deja a su estómago llenarse se mariposas, al calor subir a sus mejillas y su mente olvidar las demás cosas. Con sutileza, Jongin mueve sus labios masajeándolos contra los de Kyungsoo, sin experiencia, intentando con algo de miedo, pero a la vez decisión. El mayor sube sus manos y de igual forma toma la cara del menor, intentando infundirle el afecto, hacerle darse cuenta de lo nervioso que lo ponía, de cómo hacía temblar ligeramente sus manos.

Quizá se besaron por horas o toda la noche, quizá su conciencia se derritió de tal manera que no supieron cuándo se durmieron besando al otro, quizá se sintieron tan bien que se preguntaron por qué no lo habían hecho antes. Pero lo cierto era que ninguno dijo nada mientras se entregaban al otro en caricias, deslices y amor.


*


Jongin era un adicto a demostrar su afecto.

Los pocos días que llevaban en el departamento—siempre que tenía la oportunidad—le robaba besos rápidos y cándidos, le decía lo mucho que lo quería y lo abrazaba, avergonzándolo y sonrojándolopor un buen rato. Durante las noches los besos eran una práctica larga y cargada de sentimientos, sin ir más allá de mover sus labios y mimarse como si no se volviesen a ver al día siguiente. Aunque el mayor sabía que eso pasaría tarde o temprano, su mente lo había bloqueado y solo se preocupaba de embriagarse de la sensación de Jongin, de su olor, su piel y su sabor.

I. Repentant Aphasia; Kaisoo · Saga GCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora