One night |Larry Stylinson|

8.

Bajó del coche y guardó silencio. Su madre podría preocuparse después, él solo no quería hacer cabrear a Louis. El castaño lo condujo hacía adentro de aquella mansión con una terrible mueca de pocos amigos. Harry miraba hacia el piso nervioso, vaya, algo le decía que vendría a aquel lugar por más ocasiones.

-No te separarás, ¿entendido? -preguntó el castaño dándole una mirada que lo hizo sentir incómodo -sígueme.

Subió aquellas escaleras con tanto cuidado. Aquel lugar lo hacía sentir tan humilde. Harry sabía que no le faltaba nada, pero viendo aquello que tenía Louis sentía que necesitaba más de lo que tenía. En el último escalón, abrió aquella puerta que el reconoció al instante.

-Entra.

Entró al instante a aquella habitación que no le gustaba para nada. Era fría y parecía nunca irradiar tranquilidad. No tenía vida. Se quedó de pie observando todo a su alrededor mientras trataba no mirar a Louis buscando algo en un cajón.

Se distrajo con un gran cuadro que estaba pegado a lado de la cama de la habitación. Se acercó con pasos silenciosos a observarlo más de cerca. Había dos personas. Observó demasiado cerca. Era una pareja, agarrada de las manos mientras daban un paseo en la playa durante una noche obscura. Se sonreían. Sintió demasiada conmoción. Era un cuadro demasiado bonito. No supo que le había llamado la atención de aquel cuadro. No sabía si era la playa, el agua brillante mezclándose con la fría arena mientras la luna iluminaba aquel bello paisaje. La tranquilidad, la esperanza y la agonía siendo parte del agua y llevándoselo todo. O si era la pareja. Tenían aquellas manos agarradas fuertemente, como si esa fuera un forma de demostrar que se pertenecían. Que estaban juntos. O si definitivamente si era aquella mirada que la persona bajita le dedicaba a la persona más alta, como si le estuviera declarado todo el amor del mundo a través de aquella mirada. Y entonces se preguntó, ¿Alguien me mirará así alguna vez?

-Nadie te mirará así mientras sigas apestando a mierda. -comentó Louis ante su pregunta, que al parecer, había dicho en voz alta. Se sonrojó de vergüenza y agachó la mirada. -oh no, ten, anda a tomarte una ducha, vas a marearme con ese olor.

Con la vergüenza aún reflejada en su rostro tomó el pequeño bulto de prendas que Louis le tendía con las manos temblorosas. Se dirigió al cuarto de baño que el castaño le había indicado y cerró la puerta con pestillo. Coloco la ropa en el lavabo mientras se quitaba sus prendas y arrugaba la nariz ante aquel potente olor. Olía tan mal, y se sentía aún peor. Se adentró a la ducha y abrió el grifo para dejar salir el chorro de agua fría provocando que hiciera contacto con su piel y a la vez soltara un gruñido ante tal tacto.

Acostumbrado a aquella temperatura, se adentró completamente a la ducha y se relajó completamente. Tomó el shampoo y lo esparció por su cabello profundamente rizado, que empezaba a adquirir el increíble olor a vainilla que hasta ahora, sabía que caracterizaba a Louis. Enjabonó su espalda con sumo cuidado. Después se dio tiempo para enjabonar su abdomen.

Desapareció, oficial.

Cerró los ojos mientras tallaba con fuerza su abdomen, que comenzaba a tener un leve tono rojizo. Paso a sus brazos con la misma intensidad sin piedad alguna, dejando al brazo derecha un poco más adolorido que el otro gracias a que era en el cual se apoyaba.

Vestía unos pantalones color azul claro, botas y camisa de cuadros blanco y negro.

Negó al recordar imagen de aquella parte de camisa que alguna vez perteneció a su padre. Paso a tallar su cuello dando movimientos circulares hasta llegar a sus hombros. Quería olvidarse de aquello y deseaba no haber visto absolutamente nada. Enjabonó su pene con más tranquilidad para después dar paso a tallar sus piernas.