Una tarde perfecta antes de la guerra

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Dylan

Ya era noche cuando llegamos al departamento de Isaac, decidimos que el día de mañana saldríamos a la playa y haríamos nuestra luna de miel, estaba impaciente.

- Vamos a dormir Dylan- me dijo mientras me abrazaba por la espalda.

- Descansa Isaac- le di un corto beso y quedé profundamente dormido.

Al despertar no vi a Isaac a mi lado, cuando estaba a punto de levantarme entró con una charola y el desayuno de ambos ahí.

- Sí que sabes sorprenderme- dije con una sonrisa.

- Todo por un buen amanecer ¿no crees amor?

- «Oh por los dioses celtas, me dijo amor» Si, todo por un buen amanecer amor.

Se acercó a mí y me dio un tierno beso.

- Apúrate, la reservación en el hotel es a las doce y son las diez.

- Está bien- comenzamos a desayunar, al terminar nos metimos a bañar y nos cambiamos para irnos- Espera, iré a casa por mi traje de baño.

Me dejó en la puerta y en menos de dos minutos ya estábamos en camino.

- ¿Qué haremos al llegar?- estaba muy entusiasmado.

- Es una sorpresa- dijo sin despegar la vista de la carretera.

Llegamos a un hotel hermoso, frente a él estaba una playa con una arena blanca y fina, el oleaje era tranquilo y pacífico, a sus espaldas estaba un bosque. Nos fuimos directos a la habitación, llegando me cambié y salí corriendo al mar.

- Ven, te lo perderás todo, vamos, date prisa- estaba muy animado.

- Ya voy, ya voy.

Llegamos a la orilla del mar y comencé a meterme.

- ¿Me vas a dejar sólo?- tan sólo terminé de decirlo y Isaac ya me tenía en sus brazos.

Comenzamos a jugar a mojarnos con el agua, nos correteábamos y me cargo, estar ahí con él fue muy hermoso. Nadamos un buen rato y al salir Isaac puso música y comenzamos a bailar y hacer tonterías, de verdad me la estaba pasando bien. Se nos acercaron otras parejas y nuestra pequeña fiesta privada se hizo pública, fue increíble, bailábamos cómo el día en el antro cuando todo empezó.

Comimos algo y seguimos bailando con las parejas, estaba tan agradecido por haberlo conocido. Llegamos al mar y nos zambullimos, comenzamos a nadar y en un momento se acercó a mí y me besó. Duramos tres minutos así.

Nos quedamos en la playa a ver el ocaso, fue lo más hermoso que haya visto, o tal vez el verlo con él lo hizo más especial.

Al llegar a la habitación nos metimos a la regadera juntos. Comenzamos a besarnos y a tocarnos, sus manos acariciaban cada parte de mi cuerpo y yo sólo podía pasar las mías por su espalda.

Isaac

Nos metimos juntos a la regadera, comencé a besarlo y acariciarlo. Pasé mis manos por todo su cuerpo, era muy hermoso. Los besos comenzaron a ser más intensos, ya estábamos desnudos, empezamos a restregar nuestros cuerpos, la temperatura iba en aumento.

- Vamos a la cama- dijo Dylan saliendo de la regadera.

Lo seguí hasta la habitación, de nuevo nos besamos, lo cargué y lo tiré a la cama, comenzó a pasar su mano por mi espalda y yo tocaba sus piernas que estaban abrazadas a mi cintura. Comencé a besar su cuello, hacerle pequeños chupetones, besar su mentón, sus clavículas, fui bajando hasta concentrarme en su pezón. Dylan sólo gemía de placer. Dejé a un lado su pectoral y comencé un camino de besos hasta llegar a su pubis. Me metí su miembro a la boca y lamí cada parte, desde el tronco hasta la base, empecé a subir y bajar. Después de un rato lo dejé y volví a besarlo.

- Déjame a mí- dijo y me acostó boca arriba.

Dylan

Hice lo mismo que él, comencé besándolo y fui bajando, acariciaba su pecho, sus brazos, luego su bien trabajado abdomen y finalmente agarré su miembro, lo empecé a masturbar mientras le lamia el pezón. Dejé mi trabajo en su pecho y bajé directamente a su entrepierna, me lo metí completo en la boca y comencé un sube y baja lento.

- Dylan- susurraba entre gemidos.

Comencé a aumentar el movimiento causándole espasmos, puso su mano en mi pelo y él marcó el ritmo.

- Vamos, no aguanto más- me agarró la cabeza y me lo sacó.

Comenzamos a besarnos con mayor intensidad.

- Hay que hacerlo- y así me colocó.

Sentí la punta en mi entrada y la metió lento pero a buen paso. Sólo podía gemir y apretar las sábanas.

Isaac

- «Demonios, que bien lo hace, si sigue así me voy a correr»- pensé- Vamos, no aguanto más.

Le agarré del cabello y se lo saqué. Lo levante para comenzar a besarlo.

- Hay que hacerlo- lo coloqué de la forma en la que no le doliera tanto.

Empecé a meterlo dentro, despacio pero seguro, Dylan sólo gemía y apretaba las sábanas.
Comencé un leve vaivén, estábamos hasta el éxtasis.

- Isaac- Dylan gemía mi nombre.

Aumente el vaivén y el tiempo, comencé a gemir del placer, cambiamos de posición e iniciamos lentamente, con cada nueva embestida Dylan gemía más fuerte.

- Isaac- Dylan repetía mi nombre una y otra vez entre suspiros y gritos.

- Oh Dylan, que rico.

Empecé a disminuir las embestidas, ahora íbamos lento.

- Casi acabo- escuche a Dylan.

- Juntos- fue lo único que dije.

Salí de él y comencé a masturbarme y acabamos juntos.

Me acosté a su lado y comenzamos a reír.

- Esta estuvo mejor que la primera, ¿No crees Isaac?

- Definitivamente, ven, vamos a bañarnos, hay una sorpresa más- dije levantándome.

Esta vez sí nos bañamos.

- Ponte guapo- dije al salir de la habitación- te veo en el lobee.

- Está bien- dijo antes de besarme.

Bajé al lobee y pregunté si todo estaba listo, ésta cena debía ser perfecta. Esperé a Dylan y al verlo quedé atónito, estaba muy hermoso y resplandeciente.

- ¿Qué pasa? ¿Me veo mal?- pregunto bajando la vista.

- Al contrario, estás hermoso, muy hermoso a decir verdad- le sonreí y él se sonrojo.

Salimos a la playa y ahí estaba una mesa con la cena.

- ¿Tu hiciste esto?

- Sí, es nuestra luna de miel- comencé a reír.

- ¿Por qué te ríes?- preguntó.

- Sinceramente nunca entendí porque le llaman "Luna de miel", pero bueno, es la nuestra y te mereces lo mejor.

Dylan ya no dijo palabra y comenzamos a cenar, todo estaba perfecto hasta que algo capto mi atención.

- ¿Qué pasa?

- Nos han seguido- antes de que Dylan pudiera decir algo, una bola de fuego paso cerca de nosotros- ¡DYLAN CORRE!

Lo agarré y comenzamos a correr, los cazadores nos siguieron.

- ¿Será que ya empezó la guerra?- pregunté.

- Me temo que sí- los ojos de Dylan cambiaron, se volvieron a poner rojos cómo la vez de la batalla de la bodega.

Enamorado De Una Criatura SobrenaturalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora