Missing

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Banner caminaba de un lado a otro afuera de la oficia de Steve, todo estaba fuera de control y era un caos en el laboratorio. Al fin se detuvo, derrotado.

-Vamos, esto depende temporalmente de ti, vamos Banner, toma el valor y enfrenta al General Rogers- se enderezó, saco el pecho y tomó aire- muy bien, es hora ¡tú puedes!- se animó el sólo.

Tocó a la puerta dos veces y espero a que su superior le diera el permiso de entrar. Después de unos minutos recibió respuesta.

-Adelante- respondieron desde el otro lado de la puerta. Con temor tomo la perilla, la giro y abrió la puerta blanca. Vio a Rogers entre tantos papeles, un poco desordenado para su conocido orden, perfección y su lugar pulcro.

-Buenas tardes, general- Banner se tensó y tomo posición de saludo. Rogers arqueo una ceja y se rio, después de varios días se reía al fin.

-Descanse, cadete- le respondió y el cuatro ojos dejo de aguatar la respiración- ¿qué sucede Dr. Banner?- Banner se acercó a él y respiro hondo.

-El laboratorio es un desastre sin la dirección de Tony, perdón del Dr. Stark, todo el proyecto está paralizado, nada sale bien, los chicos están desorientados- el rubio se sorprendió de cuanto dependían los becarios de Stark de él- los chicos saben trabajar saben que hacer pero tienen miedo de cometer errores, errores que cuestan trabajos, tiempo, recomendaciones y lo más importante dinero. Casi han sido dos semanas desde que no se sabe nada de él- el oji azul suspiro.

-Lo sé, no he tenido contacto con él, por más que lo busco no tengo respuesta; he ido un par de veces a su casa pero todo está apagado- Banner suspiro y se encorvo ante la malas noticias- ¿sabes algo?-el castaño negó.

-La última vez que lo vimos tuve una pelea con él, te vio con Sharon el día que te dieron de alta y desde ahí no supe nada ¿qué paso después?- el general trago duro, se recargo en el respaldo de su silla negra y suspiro.

-Esa noche...- empezó a recordar todo.

Aun no podía correr muy bien, no tenía muy buena condición, sus piernas se sentían entumecidas pero algo muy dentro de él le hizo correr lo más rápido como pudo como si se tratase de algo de vida o muerte. La adrenalina se disparó pero Tony le llevaba ventaja.

Tony no tenía buena condición física, hacia ejercicio a veces pero esa noche su cuerpo le respondía con todo lo contrario como si estuviera en una prueba de supervivencia. Corrió hacia su edificio, entro y subió dos pisos, su pecho dolía y sentía que le faltaba el aire pero siguió corriendo, escuchaba detrás de él las pisadas fuertes de Rogers.

-¡Tony, detente, tengo que hablar contigo, por favor, amigo!- y eso ultimo le dio más impulso, corrió hasta que sentía que el ácido láctico de sus músculos le quemaban. Recordó que había un pequeño almacén en el siguiente piso, corrió hasta él y se metió, aseguro la puerta y se dejó caer de sentón. Cubrió su boca con sus manos para mitigar sus jadeos y espero, espero. Sintió ganas de orinar por los nervios y la desesperación cuando de repente al fin escucho las pisadas de las botas del rubio y el cómo gritaba su nombre.

-Vamos, por favor, Tony. Debemos aclarar esto, déjame que te explique- sin suerte Rogers no daba con él, así lo busco durante casi de dos horas en todos los rincones de los demás pisos, los primeros eran almacenes así que era fácil perderse y en los restantes nadie lo había visto.

-Y desde ese día no lo he visto...- cerró los ojos y se maldijo.

-Bueno, los primeros pisos tiene escondites por si pasa un ataque por eso son los almacenes...Tony lo diseño y él sabe muy bien los planos de memoria no dudo que se haya escapado- Rogers le lanzo una mirada mortal y el otro se encogió.

White RobeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora