Carmesí

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—Will.— Llamo con voz firme el castaño.

El nombrado dio un paso adelante saliendo de las sombras cabizbajo, dejando ver sus llamativos cabellos celestes.

—Quiero una taza de té.

—Si señor.— fue lo único que salió de su boca, aquellas palabras eran unas de las pocas que decía el peliazul. Y no es que sea una persona de pocas palabras, pero no tenía razones para hacerlo, entre esas razones, es que era un manojo de nervios internos, tenia miedo de decir algo que no debe.

Con mano temblorosa tomó una taza de té demasiado caliente, se acercó a aquel chico de fantasiosos ojos azules, y se la entrego con cierta delicadeza y temor.

Este dio un sorbo y fruncio el seño ligeramente.

—Will, ven.— ordenó nuevamente con voz autoritaria.

Sabía lo que le esperaba, pero no podía hacer nada al respecto.

El chico castaño tomó la taza de blanca porcelana, y le vertió el té en la cabeza del demonio, este hizo un pequeño gestó de dolor, aunque eso no se compara con otras torturas, vertir el caliente liquido en el era la tortura más mínima que podían hacerle.

—Te dije caliente, no tibio, Demonio inútil.— dijo mientras tiraba la taza, haciendo que se rompa en añicos.

—Lo siento señor. — se disculpo entrecortando cada palabra, mientras miraba al suelo y algunas gotas de té caían por su frente.

Dipper se levantó de su asiento y se dirigió a la puerta. —Limpia este desastre.— El peliazul asintió y se acerco a los añicos para comenzar a juntarnos con la poca magia que le era permitido tener, antes de que siguiera, Dipper se dirigió a el nuevamente. —Pero con tus propias manos.

El sabía a que se refería con eso. Dejo de hacer levitar los pedazos y empezó a juntar cada uno cuidadosamente, pero eso no le salvó de incrustarse un pequeño pedazo en sus mano, el líquido de color carmesí empezó a descender por su pálida mano, estaba a punto de lamer aquella sangre cuando un pañuelo apareció frente a el.

—No seas asqueroso.— era el chico Gleeful el que le tendía aquel pañuelo —Usa esto. Para ser un maldito Demonio que lo sabe casi todo, no eres demasiado inteligente en el uso de la moral.

—Lo siento nuevamente señor.—
Pronunció algo avergonzado.

Will tomo aquel pañuelo en sus manos mientras la sangre se traspasa a través de este, y Dipper abandono la habitación. Cuando la sangre seso, acercó aquel pedazo de tela a sus fosas nasales, oliendo su sangre, pero lo que más destacaba era aquel olor del chico castaño, era demasiado reconfortante para el.

El era increiblemente hermoso. Según Cipher, el era como una hermosa serpiente venenosa que se arrastraba lentamente por su cuerpo y lo infectaba con su veneno letal, haciendo que poco a poco consiga la dulce tranquilidad a través de el dolor.

Un dolor demasiado intenso como el color carmesí de la sangre.

Eso lo enamoraba.

Y se podría considerar algo masoquista, pero no era el primero y el último en caer enamorado de esa serpiente.

Colors (Dipwill) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora