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Sabía que el chico me estaba esperando delante de una pizzería, lo sabía aunque si no tenía ninguna prueba, como si mi mente me hubiera enviado un mensaje: "Ve ahí, el chico te ha pedido salir, juntos, como una cita".

Estoy nervioso y voy a llegar tarde. ¿Y si él se enfada conmigo? ¿Y si se ha ido?

Me pongo a correr. Hoy el camino parece más corto y mis piernas más largas.

Lo puedo conseguir.

Puedo conseguir llegar hasta el chico de ojos achinados.

Después de correr, dejando que mis piernas se moviesen solas, como si supieran donde quería ir, aunque si yo no tenía ni sabía esa información, le veo: él está mirando su reloj como nervioso. En el momento que consigo reconocerle, la acera donde está él se llena de gente.

Miro sorprendido el lugar, también donde estoy yo se ha llenado de gente.

La calle está llena de coches, motos, camiones, todos los vehículos que existen en el mundo están pasando por esa carretera; no puedo pasar.

—¡Hey! ¡Estoy aquí! —grito lo más fuerte posible.

Él parece escucharme y se gira a buscarme, intentando reconocerme entre todas las personas - esas personas que han aparecido como si alguien hubiera chasqueado los dedos - pero no me ve.

—¡Aquí! ¡Estoy aquí! —grito de nuevo pero él se gira con intención de irse.

—¡Chico! ¡Por aquí! —siento la garganta quemar por la fuerza con la cual salen mis continuos y desesperados llamados, sin embargo él no se gira, por lo mucho que grite.

Nada.

Se encaminaba entre la multitud y yo continúo a llamarlo.

Todavía nada.

El enésimo grito y parecía que mi voz saliera como un sonido mudo.

Mi corazón late fuerte en mi pecho, parece que va a explotar.

De un momento a otro, todos los vehículos y todas las personas desaparecen de ese sitio. Todos han desaparecido.

El chico ha desaparecido.

Dreams | WigettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora