Dreams | Wigetta

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—Tengo miedo de haberme enamorado de ti, sé que dolerá cuando me despertaré —susurra entre lágrimas, en un estado de vulnerabilidad que me da solo más ganas de abrazarle y tenerle solo para mí.

Lo hago, lo abrazo, lo aprieto fuerte contra mí sintiendo sus lágrimas en mi pecho desnudo.

Siento el corazón romperse por su tristeza, me duele verle así.

¿Cuándo es el momento justo para decir "te amo"? Simplemente, es cuando no lo puedes evitar.
Desde la primera vez que te vi, te quise tener entre mis brazos y poder decirte "¡Te amo!", ahora no puedo evitarlo.

—No me iré, Guillermo. Me he enamorado yo también —susurro dulcemente pasando los dedos entre su pelo.

Me había enamorado. Me había jodidamente enamorado de ese chico.

—¡Mírame! —se separa un poco de mi para mirarme a los ojos —¡Soy un jodido sueño! ¡Y tú también! —grita desesperado.

Cierro los ojos intentando aguantar las lágrimas, pero ahí están, manchando mis mejillas.

La realidad duele.

Había rechazado cada chico que se había interesado a mí, solo para poder estar con él: el chico de mis sueños, Guillermo.

—Encontrarás ojos que te mirarán como te lo mereces —susurra poniendo sus manos en mis mejillas. Se sienta encima mío, desnudo.

Estamos los dos desnudos, todavía no podía creer que había hecho el amor con él en esa cama blanca, donde se podía escuchar la brisa del mar.

La habitacion es triste, blanca, sin ningún mueble a excepción de esa cama y la ventana abierta donde podíamos ver el mar.

Sus ojos me observaban fijamente, me están leyendo dentro, escavando entre mis pensamientos.

Apoyo mis manos en su piel desnuda, acaricio su espalda mientras sus pulgares recogen mis lágrimas como si fueran diamantes. Intenta sonreír, quiere estar feliz pero sabe que despertará y todo esto se limitará a ser un sueño. Porque esto es solo un sueño, un estúpido e insignificante sueño. Siento su tristeza entrar en mí y me duele el pecho por ello.

—Solo una vez más Samu, hagamos el amor una vez más —susurra rozando nuestras narices, antes de apropiarse de mis labios.

Solo una vez más.