0.3

607 37 11
                                    

 — ¿Qué opinas cariño?— oí la chirriante voz de Jessica intentando crear mi atención, pero no la conseguiría tan fácil ya que estaba pendiente de un mensaje de Alexia. 

¿Por qué tardaba tanto? Revisé el mensaje viendo si le había llegado bien y suspiré al ver que todo estaba correcto. ¿El mensaje era demasiado atrevido por una amistad de tres semanas? No, para nada, solo le preguntaba si quería quedar en el campo cinco minutos antes del entrenamiento. 

Todo como amigos, como debía ser.

Mis pensamientos fueron cortados al segundo cuando oí el ruido seco de un metal chocar contra el suelo acabando en pedazitos. Despegué mi vista de la pantalla del móbil y abrí los ojos como platos al ver el trofeo de fútbol, que gané cuando tenía siete años, al suelo roto y despedazado. Miré a Jessica con furia y me levanté corriendo al objeto sin forma ahora.

— ¿¡Por qué mierda has echo eso?!— grité y me arrodillé con tristeza al trofeo, o más bien, lo que quedaba de él. Levanté la cabeza y la vi a ella; mantenía un puchero con sus labios, tenía los brazos cruzados, apoyada con una sola pierna y en sus ojos podía contemplar lágrimas. Oh no, iba a llorar.

— ¡Estas muy extraño Calum! Durante estas semanas te hablo y estas como...como...— movió sus manos al aire buscando la palabra exacta y yo mientras, me levanté mirándola confundido—, ausente. ¡Eso, ausente, pero solo conmigo! Te he visto con tus chicas entrenando y a ellas las haces caso, ¡no como a mi! 

— Oye, primero de todo cálmate, ¿vale?— murmuré, bajando y subiendo mis manos al mismo tiempo que me acercaba a ella. Coloqué una mano a su mejilla y sus ojos azules conectaron con los míos. Pero faltaba algo, una cosa importante. Aunque no lo tomé en cuenta—. No me pasa nada, solo estoy un poco nervioso con esto del fútbol. Ademas, que los partidos de liga empiezan esta fin de semana...

— ¿Hay otra, verdad?— me interrumpió y me miró directa a los ojos parpadeando con tristeza. Fruncí el ceño pero no hablé y ese silencio la molesto mucho. Con furia, sus flacos brazos me empujaron con fuerza por el pecho—. He preguntado; ¿¡Hay otra Calum?!

— ¿Qué?— solté un poco aturdido por la escena que me estaba montando. Pero al ver que hice mal al decir eso, hablé al segundo—. Digo; claro que no, Jess. Eres a la única a quien quiero.

— ¡Pues no te creo,  Cal!— exclamo y vi una lágrima correr por su mejilla. Quise ir a abrazarla pero me aparto al segundo dejándome confundido, todavía más. Ella suspiró entre lágrimas y colocó bien su escote con bastante exageración—. Necesito pensar, si esta relación va algún sitio o no...

— ¿Cómo que pensarlo Jess? Llevamos casi cuatro años juntos y...— me callé al ver que recogía su chaqueta (muy transparente) y se la colocó mientras agarro su bolso, que le compré por nuestro primer aniversario. La miré con el ceño fruncido— ¿Dónde mierda vas ahora?

—  A casa. Tengo que pensar las cosas, sola. No me llames, no me busques, déjame espacio. Te quiero Calum— dijo y se acerco a mi para dar un pequeño beso sobre mis labios. Cuando paso por mi lado quise acercarla otra vez a mi, pero sorprendentemente, ella alzo la mano y esta se estrello contra mi mejilla. La miré sorprendido y ella a mi con tristeza—. Adiós Calum.

Y se fue de mi habitación corriendo con sus tacones resonando por la casa. Me quedé unos segundos en shock y con mi mano derecha en mi mejilla. Joder, no sabía que tenía tanta fuerza en esos pequeños brazos. Pero el sonido de un mensaje hizo que parpadeara y con la ilusión que fuese Alexia, lo agarré con ansias. Y sonreí al ver que, efectivamente, era ella.

"Claro, allí estaré, no tardes campeón ;) "

Sonreí y miré la hora que era. Joder, si no me espabilaba no llegaría a tiempo. Con rapideza, agarré la bolsa con todos los materiales necesarios (como cada entrenamiento), me puse unos pantalones de Nike, las botas y una camisa de tirantes. Tras eso agarré el teléfono con mis manos y bajé por las escaleras despidiéndome de mi madre con un grito. Al salir de mi casa, me monté en mi bicicleta y pedalee hasta llegar al campo.   

Football » Calum HoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora