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La puerta de madera con un cierto brillo reflejando la calidad del material, se abrió y enfrente mío apareció mi mejor amigo, Luke Hemmings, vestido con una de sus tantas camisas de cuadrados, de color rojo y negro, con sus pantalones negros rasgados y ajustados, y acabando sin zapatos, mostrando unos calcetines grises. Obviamente, todo lo que llevaba puesto era de marca cara.

 —¡Hood!— exclamó con una sonrisa y dio dos pasos hacia delante para rodear mi cuerpo en un ligero abrazo. Palmeé su espalda con suavidad, contento de volver a tenerlo a mi lado y cuando se separó, le mostré una de mis mejores sonrisas—. No me mires así, sabes bien que te debo una paliza por no hablarme durante casi un mes.

— Lo sé, y lo siento, todo...se complicó un poco.— contesté, y acabé torciendo mis labios, con incertidumbre. 

— Oh joder, es verdad, ¿Cómo se encuentra tu hermana?

Luke rodeó mis hombros con uno de sus largos brazos y dimos paso  hacia dentro de su piso que compartía con sus padres y hermanos. La casa del rubio era parecida a la mía, aunque los tamaños de todas de sus habitaciones duplicaban las mías. Además, tenían una terraza, donde más de una vez habíamos celebrado una fiesta.

— Mejor, ya se encuentra en casa, pero se pasa todo el día en la cama, sus cadera fue la más afectada, pero tenemos mucha suerte que no fue nada peor.

— Ni que lo digas.

El tema se quedó allí, los dos no quisimos abrirlo otra vez. Luke tenía un gran cariño a Mali, ella había adaptado un papel como la hermana mayor que él nunca había tenido. Cuando el chico se enteró de lo ocurrido, no pudo venir a visitar a mi hermana, ya que se encontraba en España, de viaje.  Así que olvidando esa situación, el rubio y yo decidimos esperar a Michael, para abrir los regalos. Habíamos quedado los tres para reencontrarnos, y como el día siguiente era Navidad, pactamos darnos los regalos antes de tiempo. Además, iba a pedir ayuda para que me dieran su opinión sobre el regalo sorpresa que había estado planeando para Alexia.

Luke me aconsejó que dejara el abrigo y mis cosas en su habitación, así que después de saludar a su hermano Jack, quien se encontraba en la cocina, subí las escaleras que me llevaron al pasillo donde habían los dormitorios. Fui directo al que pertenencia a mi mejor amigo y una vez dentro, me asombró su perfecto orden y la paz que transmitía el lugar. 

Huh, el mío parecía una pocilga comparado con eso.

Suspiré haciendo una mueca y me quité la ropa que sobraba mientras observaba el escritorio de Luke, que raramente estaba ocupado con varias hojas sin ordenar. Cuando me quedé tan solo con mi sudadera de Santa Cruz, me invadió la curiosidad en saber que eran y me encaminé hacia su mesa de estudio, la cual tenía encima en la pared clavada una tabla de corcho con fotos de él, Michael y yo junto a anotaciones personales. Observé los papeles encima la madera y mi ceño se frunció ligeramente, cuando entre todo ese tenue desorden, divisé una fotografía arrugada, casi destrozada. Examiné mi alrededor pendiente que el rubio no me fuera a sorprender sin previo aviso y a continuación la agarré con mis manos, para intentar volverla a ponerla recta otra vez. 

Lo que vieron mis ojos, inició una furia en mi estómago a la vez que la confusión recorrió todos los rincones de mi cuerpo, causando que anteabriera mis labios unos centímetros sorprendido. Esa fotografía mostraba la imagen de mi mejor amigo rodeando con su brazo derecho los hombros del mismo Nick Williams, los dos sonreían divertidos y los ojos de ambos se encontraban con una rojez muy notaría, dando por hecho que estarían borrachos. Observé el fondo, fijándome en la pared oscura y las luces blancas y lilas que se reflejaban en ambos de sus rostros, concluyendo que se encontraban en una discoteca.

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⏰ Última actualización: Jun 22, 2018 ⏰

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