MALA REPUTACIÓN. //EDICIÓN//

Capítulo 8

Nosotras estamos sin saber que hacer o decir por lo que acaba de suceder hace algunos minutos. La botella dejó de girar apuntando a Julio, Freddy lo retó a quemar el asiento del conductor mientras que el hizo una parada al baño. Al mirar lo que sucedía realmente no pudimos dejar atrás las burlas y menos por la cara que Evan ponía ante lo que Julio había hecho.

—Aún no puedo creer lo que has hecho.

—Pues creelo, quemó el asiento del conductor y aventó las cenizas por la ventana.— Dice  Finnick acercándose a Evan y después voltea para hechsrle un ojo a Julio el cual mantenía un aspecto demasiado tranquilo. —¿De dónde has sacado el encendedor?.

Julio se percata de que han dicho su nombre y voltea a mirarlos.

—De mi mochila, ¿Qué esperabas?, ¿que iba a venir a un tonto retiro sin mi encendedor?, ¿con que iba encender mis cigarros? – Responde Julio sacando un cigarro y comienza a encenderlo con aquel mismo encendedor con el que carbonizo el asiento. −No pienso gastar en otro encendedor.

–¿Tienes más?.
Le pregunto a Julio.

–¿Cigarros?.
Cuestiona Julio.

–No idiota condones, obviamente que cigarros.

–Pues condones si tengo pero por desgracia no tengo cigarros, te chingas.

–Vete a la verga.
Le digo en forma cortante y Julio suelta una risa ante mi contestación.

–¿De qué te ríes?.
Pregunta Emma.

–Tu amiga está loca.
Le dice Julio a Emma, como si yo no estuviera escuchando.

–¡Ya cállense, me castran todos!.
Grita Evan.

–¿Y tú quién eres?.
Pregunta Adrián.

–Evan, me llamo Evan.
Le contesta Evan enojado.

–Dispénsame, es que como tu existencia no me sirve de nada, se me olvida.
Le responde Adrián.

–Jódete.
Habla Sofía.

–Uy que miedo me das, primor.
Se mete Lucas dándole un guiño.

–¿Tienes un tic nervioso o qué?.
Le pregunta Finnick.

−Es un guiño, ¿no sabes distinguir entre un tic y guiñar o qué, estúpido?.
Dice Lucas preguntando con una sonrisa.

Han pasado 20 minutos. El grupo de los perros de Iker estaban de un lado del camión y el de nosotros estaba del lado derecho. El camión se paró de golpe al igual que el director, no puedo creer que él no se diera cuenta de todo el desmadre que hicimos, gritamos, quemamos cosas, se pelearon, eso si es una mamada.

–¿Qué paso?.
Pregunta el director un poco desesperado.

–Es que es una friega.
Confiesa el chofer de la Juarez 5.

–¿Qué le molesta?.

–El asiento, no sé cómo chingados es que se chamusco.

–A lo mejor es su imaginación.

–Nel, ahora esta carbonizado.

–Ya, ya tenga 50 para que se compre una torta y un refresco.
Dice el director sacando su cartera y entregándole el dinero al hombre con nalgas quemadas y adoloridas.

–Bueno.
Recita el chofer de la Juárez 5 tomando los 50 pesos. Todos bajamos tomando en cuenta de que el chofer nos dio una cara como si fuera a llamar a todos sus compas lacras de la Juárez 5 y más al fondo. El director dijo que nos iba a inscribir y en eso nos adelantamos para conocer cómo iba ser nuestro infierno evangélico en el convento.