Capítulo IX

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Álvaro:

Llegamos al hospital, estaba deseando que no le hubiese pasado nada...

Estos días había hablado mucho con él... Me decía que se sentía muy mal... Una vez me dijo que tenía pensamientos un poco suicidas; eso me asustó.

¿Qué clase de accidente había tenido?

Esperamos en la sala, se escuchaban ruidos tétricos... Gritos desgarradores, máquinas de oxígeno y algunos llantos de niños eran la "música" que se podía apreciar en los pasillos.

Vimos al doctor, sus pisadas eran seguras y llevaba papeles debajo del brazo.

Al llegar con Bers y conmigo sacó los papeles y comenzó a revisarlos, estábamos confundidos.

-¿qué son ustedes de Germán?.-

Habló el doctor cuando despegó la vista de aquellos papeles.

-Somos sus amigos.-

Esta vez se decidió a hablar Bers, mientras acomodaba su cabello

Nos miró a ambos con desinterés.

-Bueno... Seré breve con ustedes... Pues su amigo fue arrollado por un auto de color blanco, iba manejado por esta chica.-

Nos mostró una foto por unos cinco segundos y volvió a mirar sus papeles.

Estaba preocupado... No sabía qué podía pasar, entre mis opciones la muerte era la peor... Mi preocupación aumentaba, después de todo es mi amigo... No quería que le pasara algo malo.

-¿Podemos pasar?.-

El doctor aún sin prestarnos la más mínima atención asintió y se retiró de la puerta para dejarnos pasar, alterado caminé rápidamente

Abrí la puerta y pude verlo acostado en aquella cama de hospital, le estaban inyectando un poco de suero por el brazo y se podía escuchar su respiración entre cortada.

Me acerqué a él... Y de un momento a otro no pude contener mis lágrimas.

Era tan débil cuando se trataba de mis amigos... Y ahora que lo notaba... Lo era aún más cuando le pasaba a Germán... Había algo que hacía que me sintiera mal... Que tuviera ganas de tirarme a llorar.

Y una vez más sentía que quería abrazarlo pero gracias a que Bers era muy celoso no pude.

Pude ver de reojo que él salía de la habitación y cuando la puerta estaba cerrada por completo me lancé a abrazarlo.

Comencé a llorar, aún más fuerte sentí una mano en mi espalda era la suya; lo miré aún con algunas lágrimas en sus ojos, su sonrisa era débil y parecía que cerraría los ojos en cualquier momento.

-Gracias por venir.-

Me habló con una sonrisa a lo que yo respondí con un abrazo.

-Creí que no le importaba a nadie....-

Sus ojos se aguaron... Pero no lloró.

Los cerró y quitó su brazo para volver a dormir...

Antes de irme lo vi por última vez... Y toqué su mejilla con delicadeza; hacia un tiempo que no estaba seguro de lo que sentía... En eso concordaba con Germán.

Y creo que era una de las razones para preocuparme por él... Apoyarlo y estar con él... Es difícil pasar por momentos en los que te sientes incomprendido solo.

Aveces necesitas de un amigo, de unos brazos que estén abiertos a recibirte cuando sientes que nadie te ayudará.

Siempre Tuyo [Rubelangel] Temp. 2 Un Sentimiento Un Poco Violento Donde viven las historias. Descúbrelo ahora