Carta 3: Flores de cerezo

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Querido Daniel:

Aquel día en el que fuimos a aquel parque, permanecerá por siempre en mi memoria.

Recuerdo que estaba escuchando música en mi habitación, cuando escuché golpes en mi ventana.

Al abrirla, te encontré parado afuera y me acuerdo que dijiste que tenías una sorpresa para mi.

Estaba tan emocionada; pensé que por fin te habías fijado en mi.

Al salir, me cubriste mis ojos con una venda y me llevaste en la parte de atrás de tu motocicleta, no dejaba de latir locamente mi corazón.

Cuando tu motocicleta se detuvo y me ayudaste a bajar; quitaste la venda, no podía creer lo que había frente a mi.

Estábamos en el parque, había una linda mesita con un mantel blanco y dos copas, desde ahí se podía ver el pequeño lago.

No me podía creer aquel hermoso detalle de tu parte, jamás me lo hubiera esperado.

Me invitaste a que me sentará y me dijiste "¿quieres ser mi novia?", no podía reaccionar, creía que estaba soñando.

Pero claro que acepté ¿como no hacerlo?, lo único que me decepcionó fue lo que dijiste después: "pero va a ser en secreto".

No pensé ni siquiera el porque decías eso, ¿sabes?, desde pequeña había considerado que si alguien amaba a alguien, no había el porque esconderse, ni mentir con respecto a amarse; pero con tal que estuvieras a mi lado para mi era suficiente.

No entiendo como pude aceptar a algo así, sí no querías que nadie se enterara era por algo pero no se me ocurrió preguntar, ese fue mi segundo error.

Ese día se cumplió mi deseo, mi más grande sueño y anhelo. Para mi eso era como el ganar la lotería o sacarse el premio Nobel; en ese momento no existía nada mejor.

Entonces tal vez te hayas preguntado el porque esta vez te regalé unas flores de cerezo, es porque esas flores son tan pequeñas pero tienen tanta belleza, y es que así sentí nuestro amor en aquel momento.

Son la representación de nuestro amor en ese entonces, nuestro amor había sido tan pequeño, tan puro como esas flores y a la vez contenía tanta belleza para mi.

Aquella sorpresa fue tan hermosa para mi, hablamos tanto y a la vez tan poco para mi, porque quería pasar todo el día hablando contigo.

Cuando me llevaste a casa quería gritarle a todo el mundo que estaba enamorada de ti, que no había nadie más por quien mi corazón latiera, pero no podía, porque era mi promesa hacía ti.

Flores y RecuerdosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora