Carta 4: Flor de loto

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Querido Daniel:

De vez en cuando me viene a la mente aquel maltrato en la escuela, ahora que ya todo esta hecho.

Aquel día en el que fui a buscarte a tu salón, sabía que no debía hacerlo; tu me habías advertido que guardara mi distancia de estar en público contigo.

Sinceramente me esperaba que hicieras algo, pero no esa reacción.

Al verte salir con tus amigos todos se habían comenzado a burlar de mi, a decir: "mira la tonta volvió por ti" o "y sigue enamorada" y tu no me defendiste.

¡Oh! pero claro que eso no fue lo peor Daniel, lo que más me lastimó, fue lo que me hiciste después... caminaste hacía mi y me empujaste haciéndome perder el equilibrio y caer al suelo, lo que había provocado nuevamente la risa de todos tus amigos.

Sólo te había podido ver con los ojos llenos de lágrimas, mientras tu te alejabas con tus burlescos amigos.

En aquel momento creí que todo había acabado, y no podía pensar el porque habías hecho eso.

Tuve que esperar el resto del día pasando clase tras clase con mi corazón hecho pedazos, ¿sabes lo que es eso Daniel? ¿Sabes lo que es pasar el día sintiéndote rota por dentro y fingir no tener nada? ¿el tener que fingir sonrisas?.

Claro que no lo sabes, porque si lo hubieras sabido no me hubieras hecho eso.

Cuando finalizaron las clases, sólo decidí el no irte a buscar, el pretender olvidarte; aunque supiera que eso era imposible.

Y fue cuando de camino a casa tu me alcanzaste, creía que me seguías hasta recordé que vivías en la misma calle que yo.

Gritaste mi nombre y yo me había dado vuelta para verte y estaba dispuesta a escucharte, dijiste "Amber ¿no estarás enojada conmigo cierto? Sabes que sólo fue actuación para que mis amigos no sospecharan nada".

No se como te creí con semejante explicación, creó que sólo fue porque estaba tan enamorada de ti en ese momento que temía perderte.

Sin pensarlo corrí y te abracé, entonces me dijiste que me lo compensarías y me llevaste a comer un helado.

Esa fue nuestra primera cita, caminamos hasta la heladería tomados de la mano y de ves en cuando me abrazabas, lo extraño era que tus abrazos se sentían tan fríos, como si tu corazón estuviera en cualquier lugar menos ahí conmigo.

Al llegar pediste mi helado favorito, me sorprendiste tanto y aún más cuando al preguntarte como lo sabias me respondiste que habías hablado con Elissa mi mejor amiga para saber varías cosas sobre mi.

Estaba tan feliz de que mi mejor amiga y mi novio se llevaran tan bien.

Así estuvimos sentados en una mesa afuera de la heladería hablando un rato hasta que nos acabamos el helado.

Había sido una cita fantástica porque yo consideró que no es la elegancia de una cita, ni a donde vallan sino es el estar con la persona que amas, porque en ese momento, yo te amaba y eras lo que me hacia más feliz en el mundo.

Y fue ese día cuando mis ilusiones estaban al límite, porque había creído todas tus mentiras y sentía que nada ni nadie podría separarnos.

Es por eso que elegí una flor de loto esta vez, porque representa mi ilusión en ese momento, representa pureza y la aspiración esencial de mi alma en ese día.

Flores y RecuerdosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora