Flores y Recuerdos

Carta 5: Narcisos

Querido Daniel:

Esta vez elegí enviarte narcisos porque me vino a la mente esa vieja historia que probablemente no recuerdes o nunca hallas escuchado por eso te lo cuento:

Narciso era un joven que se observaba durante horas en el espejo, porque era mucha su belleza, hasta que un día en el agua; vio reflejada a una persona y al ver que era tanta su hermosa se quiso acercar para ver quién era... El, calló dentro.
Narciso murió y se transformó en una flor.

La flor me recordó a ti cuando escuche esa historia.

Eras tan arrogante, te creías tan guapo e importante que esperabas que siempre te amara sin importar todo lo que me hiciste.

Aquella vez, en la que me llevaste al parque de diversiones es un claro ejemplo.

¿Para que me llevabas si sólo querías lucir bien? Recuerdo cuando te pregunte que si subíamos a la montaña rusa, tu me dijiste que no porque te despeinabas.

Cuando me dijiste eso, me diste lástima ¿como es que podías estar tan ciego? En lugar de que te preocuparás por mi, preferías lucir bien.

Ese día había tenido una discusión con mi madre sobre ti, me dijo que porqué nunca le hablaba sobre ti y que si éramos más que amigos, no sabes cuanto me dolió mentirle pero no podía decirle la verdad; te lo había prometido.

Así que para cuando fuimos al parque aún estaba triste por aquella discusión, ni siquiera lo notaste.

La cita fue tan aburrida, no podías parar de hablar sobre ti y es que de hecho siempre lo hacías sólo que estaba antes tan enamorada de ti que lo ignoraba.

Cuando volvimos del parque te invité a que fueras a mi fiesta de cumpleaños la semana siguiente, tu aceptaste. Estuvimos hablando durante horas sobre quien iría y al final te marchaste a tu casa.

La única diferencia es que al despedirte me diste un beso, ¡así es nuestro primer beso!. Estaba tan emocionada; pero creó que no sentiste nada porque sólo te fuiste.

Mi querido Narciso sólo deseo que tu arrogancia y tu belleza no acabe por matarte, porque todo en esta vida es cobrado.