Carta 7: Crisantemos

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Querido Daniel:

Después de tal traición, no podía más mi corazón estaba totalmente destrozado.

A mama le pareció extraño que ya no hablara con Elissa, y me pidió que le contará que había pasado, se lo conté todo, desde aquellos maltratos hasta aquella propuesta de noviazgo secreto.

Ella me entendió y aún me alegró de que lo halla hecho, cuando se lo conté no pude evitar derramar lágrimas nuevamente, imagínate el recordar tanto dolor, pues haci fue cuando escribí todas estas cartas.

Pero y es que me había puesto a pensar tantas posibles respuestas a aquellas preguntas de ¿porqur me habías hecho eso? Y ¿como habías podido?, de hecho una noche de dolor encontré la respuesta.

No te podrías ni imaginar cuando tarde para pensar en que tal vez, sólo talvez tu si eras fuerte y yo no. Porque sólo alguien lo suficientemente fuerte puede el evitar todas sus emociones y sentimientos de culpa al herir a alguien.

Que lástima tu fortaleza no halla sido usada de la manera correcta.

Pero ¿sabes algo? Quien tuvo la mayor parte de la culpa en todo esto fui yo porque creí en ti, por ilusionarme creyendo que me amarías y que eras diferente.

Me descuide de todo lo que me había dicho Elissa sobre que tuviera cuidado contigo.

¿Que irónico no? Ella me advirtió sobre ti y mira finalmente terminaron juntos.

Yo fui la que me equivoque y lo aceptó pero ¿por qué una forma tan horrible de castigo?

¿Sabes? Creó que era suficiente con haberme engañado y roto mi corazón pero por si fuera poco tuviste que haberme avergonzado en la escuela la semana siguiente de que todo sucedió.

Recuerdo perfectamente como iba caminando sola por los pasillos tan deprimida, decidida a ignorante cuando llegaron tu y tus estúpidos amigos.

Comenzaste a decirles que esa chica que veían ahí era de las más ilusas por caer en sus juegos, que habías logrado robarme el corazón con tanto encanto mientras me señalabas.

Haci que haci es yo sabía perfectamente lo ilusa y lo equivocada que había estado pero no tenias porque haberlo compartido con todos ellos y menos de aquella forma cargada de mentiras.

Les hubieras dicho que era feliz y que mi corazón estaba roto pero no sólo por ilusa si no porque tenía esperanzas y creeme que eso es lo ultimo que pierde.

Era feliz y en vez de haberte ganado todas esas sonrisas, aplausos y felicitaciones que en verdad y de todo corazón no merecías deberían de haberte dado el peor de los castigos por provocarme tanto dolor.

Y aún así justo cuando creí que ya se hiban y que me dejarían en paz me plantaste cara como si aún tuvieras un poco de caballerosidad y me dijiste "y quiero que sepas que todo lo que tu esperabas de ambos sería imposible porque tu y yo somos todo lo opuesto".

No sabes cuanto me lastimaron tus palabras pero yo ya no quería llorar frente a ti y no tenía la fuerza suficiente para contestarte y mientras me recuperaba de tal shock tu y tus amigos hicieron lo imperdonable.

Levantaron una cubeta llena de pintura rosa y antes de que me diera cuenta me la vaciaron encima, esa fue la gota que colmó el vaso.

Recuerdo como llena de rabia y de dolor me abalancé sobre ti y te llene totalmente de pintura y luego me marché.

Te envíe crisantemos, y si sabía que estaban marchitos porque no se si sepas pero es la flor de la perfección y creeme que haci es como yo te veía, tan perfecto.

Pero estaban marchitas porque cuando hiciste eso de la pintura la poca perfección que quedaba en ti se fue.

Eso eras, eres y serás para mi siempre: una flor marchita que perdió toda perfección.



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