Tiempo para dos

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Miles solo podía describir su nueva vida de una forma...

ABURRIDO...

Desde el momento que Chris comenzó a hacerse cargo de él, lo único que hacía era estar encadenado sobre aquella suave cama...

El gigantesco hombre no le permitía hacer casi nada.

Con suerte le dejaba ir solo al baño...

Pero fuera de eso Chris se ocupaba de todo.

Como si él fuera su mascota, y solo quisiera pasar todo el día jugando y alimentándolo.

Lo único extraño de toda esto...

Era que de alguna forma comenzaba a sentirse cómodo ante la presencia de Chris...

A pesar de su intimidante y sangrienta imagen, el hombre era dulce y cariñoso.

Incluso había curado todas las heridas que tenia, vendando cada pequeño rasguño que se había hecho durante sus misiones o el entrenamiento.

Algo extraño para Miles, ya que nadie antes se había preocupado de esa forma por su persona.

Ni sus padres...

Al ser hijo único de un militar su padre lo había entrenado desde pequeño...

Aunque termino fastidiándolo y obligándole a enlistarse en el ejército.

Y fue ahí que decidió dejar de preocuparse por todo y aprender a vivir la vida...

Algo irónico si lo pensaba...estaba en medio de una jodida guerra y debería concentrarse o perdería el culo...

Pero que más podía perder...

El no volvería a su hogar si sobrevivía a la guerra...

Ya tenía su plan y después de que sacara a Waylon de este lugar ambos se irían a viajar en carretera.

-Little pig...-

-ya te dije que me llamo Miles...no soy un puerquito...-

Chris sonrió ante eso...

Su Little pig era tan adorable cuando se molestaba...

Era divertido haber encontrado a alguien que además de los chicos no le temiera a su apariencia.

Ya estaba tan acostumbrado a los gritos de terror y las miradas de miedo, que comenzaba a pensar que le había pedido un imposible a Frank...

Pero Miles era justo lo que siempre busco.

Además podía notar como su Little pig disfrutaba con su compañía y con todos los regalos que le hacía.

Era como Eddie y Waylon...

Solo que él no tenía oro o cosas brillantes para regalarle...

Así que le entrego a Miles cosas que el guardaba...

Como aquel camión de juguete roto....el que Eddie le consiguió para su cumpleaños...

Al principio pensó que no le gustaría...después de todo estaba destruido y bastante sucio.

Pero después de unos días vio que Miles lo limpiaba e incluso reparo la rueda que tenia floja.

Era maravilloso ver a su pequeño manejar tan bien sus herramientas.

Además de que aquella vez fue la primera que lo vio feliz...

No se veía enojado o serio como otras veces...

Por lo cual comenzó a traerle más cosas rotas, y Miles las comenzaba a reparar de inmediato.

Y al terminar su Little pig estaba tan cansado que lo dejaba llevarlo de vuelta a la cama que compartían...

Y si Chris tenia suerte el joven moreno se abrazaba a él al dormir.

Podía sentir entonces las pequeñas manos de Miles aferrarse a su camisa, temblando como si algo en su sueño le persiguiera.

Si alguien reconocía el miedo y la desesperación en otros ese era Chris Walker...

Y su Little pig parecía más que aterrado cuando dormía.

La ira crecía dentro de Chris viendo como Miles apretaba sus ojos, y jadeaba de miedo...

Quién diablos le había hecho tanto daño como para que el no pudiera dormir tranquilo.

Pero justo cuando iba a levantarse y a comenzar una cacería de cabezas para calmarse...

Miles lo abrazaba y se calmaba.

Era extraño para el sentir las cálidas manos de miles sujetarse a él...

Podía sentir una nueva sensación en su pecho, como si las manos de Miles apretaran su corazón al mismo tiempo que lo hacían con su ropa.

Seria esto lo mismo que Eddie siempre le decía que sentía cuando estaba con Waylon...

O tal vez estaba enfermando...

Tendría que hablar con Eddie sobre todo esto...

Pero ahora debía darle de comer a su Little pig.

Tal vez después tendría tiempo para alguien más...

Ahora lo único importante era Miles....su Little pig.

Entre la Guerra y el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora