Oh Sehun sabía que ese delgado y hermoso chico estaría en su cama. Lo quería en ella y lo conseguiría, lo supo desde que le vio a los ojos. Podía tener una mirada inocente, pero algo le decía que este chico era el indicado para realizar todos sus f...
LuHan sonrió disimuladamente. El mayor suspiró sin saber qué hacer y se removió incomodo en su sitio.
- ¿Y ahora qué?
- Podríamos por empezar a conversar para variar. – El mayor suspiró y después soltó todo el aire que tenía en los pulmones. Llenó su copa con más vino y se bebió un buen sorbo. Necesitaba alcohol para lidiar con toda esta cosa.
- ¿De qué quieres hablar? – Se volvió a recostar en el mullido sofá mientras trataba de destensar su cuerpo.
- ¿Cómo llegaste a ser médico? O más bien eso que eres.
-Urólogo. - aclaró.
-Sí, eso.
- No podemos escoger otro tema?
- No, quiero hablar de eso.
- Bien. – se llevó una mano a su nuca y la acarició. – Cuando era un crio como tú. – LuHan frunció el ceño ante ese apelativo de "crio". – era un poco pervertido y además me gustaba hacer del vago todo el día aun sabiendo que estaba a punto de graduarme. La cosa es que...iba a ser ginecólogo, pero en ese caso no podría concentrarme. – se encogió de hombros y continuó. – Es más frecuente ver mujeres jóvenes en un ginecólogo, mientras que como urólogo solo debes atender hombres viejos y cuando debo atender mujeres son casos asquerosos, eso no es nada inspirador ¿sabes? Así que era perfecto para mí, de hecho, todo inició como una broma para joder a mi viejo.
El mayor resumió la historia todo lo que pudo, pero aun así LuHan parecía confundido, pero ni modo, no le podía contar toda la verdad.
-Umm entiendo...de todos modos eso no impidió que fuera un profesional de pacotilla. – Esto causó que el mayor riera entre dientes
- Jamás espere que un ardiente jovencito, pero sin embargo muy tonto como para creer que tenía cáncer, de 17 años fuera a mi consultorio para ser revisado. – Se llevó más contenido de la copa a sus labios, pasó frunciendo el ceño y se sirvió un poco más.
- Idiota. – El mayor echó la cabeza hacía atrás y resopló. Se levantó del sofá y pronto estuvo sobre LuHan.
-Parece ser que hablar no se nos da muy bien, deberíamos probar con otra cosa. - El menor de inmediato lo apartó y se puso de pie luego de quitárselo de encima.
- Definitivamente tu eres caso perdido. – Acomodó su ropa y rápidamente salió del apartamento dejando a SeHun como tonto parado en su sala.
El domingo era un día de mierda para todos los seres humanos, especialmente para Xi LuHan. Hacía un calor del infierno, los programas en la televisión apestaban y no había nada mejor que hacer que ver por la ventana a los niños jugar por el vecindario.
Su única tarea de hoy era arreglar su habitación y sacar la basura. Ya había hecho lo primero y ahora estaba haciendo lo segundo hasta que de repente el domingo se volvió el día más interesante. SeHun estaba sentado en el pasto con una camisa formal blanca, unos pantalones cortos elegantes color gris y unas zapatillas blancas. Se veía radiante, pero lo mas sorprendente era el ramo de flores que llevaba en las manos. SeHun se levantó del césped al percatarse de la presencia del menor y acomodó su ropa.
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