Arrebato.

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Partamos en este punto. Mi madre estaba de turno en el hospital y mi padre estaba atendiendo pacientes. Yo esperaba a que saliera algún paciente para ir a tocar la puerta y pedir permiso para salir a casa de una amiga. Mi padre no contesta el telefono cuando está atendiendo y mi madre no tiene tiempo ya que está muy ocupada con sus cosas de enfermera.

Yo esperaba fuera de su consulta, en las sillas. Hablaba con mi amiga por mi telefono. Intentaba darme ideas de que decirle para que me dejasen ir. La verdad es que ibamos a una fiesta, pero decir que solo iba a quedarme a su casa, junto al grupo de amigas, era una mejor idea.

Realmente, soy de aquellas personas que suele quedar pegadas al telefono por horas. No despego mis ojos de la pantalla. Pero en aquel momento sentí algo. Algo como un calor.

Es muy extraño de explicarlo, pero era como una atracción. Como si tuviese un laser apuntando mi frente. Sentí la necesidad de mirar a algún lado, justo frente a mi. Así que miré, solo miré.

En la fila de sillas que estaba en frente, había un chico mirandome fijamente. Estaba semiacostado en la silla. Tenía una mirada de curiosidad, me miraba como si tratase de saber qué pienso. Lo más extraño es que, al mirarlo, no dejó de mirarme. Pero luego de algunos segundos relajó la mirada, fué extraño.

Traté de ignorar y seguir hablando con mi amiga. Le conté lo que estaba pasando con aquel chico. No está de más mencionar que aquel chico era muy guapo, realmente guapo. Y realmente su mirada no salió de mi mente. Pero lo tenía en frente...

Por qué no mirarlo nuevamente...?

Así que lo hice.

Él seguía mirandome. Sonreía calidamente. En eso, él se acomoda en la silla. De verdad que ese chico me tenía tan intrigada que no dejaba de mirarlo. Él me sonría como preguntando "cómo estas?". Volví mi cabeza a mi telefono, pero mi mente seguía en él. Lo miré nuevamente y lo que hizo me dejó nerviosa pero también emocionada.

Él comenzó a acomodarse, fué extraño. Pero sabía que iba a parase de la silla. Y lo hizo. Comenzó a caminar hacía mi. Dió tres pasos y mi corazón latía demasiado, sentía muchos nervios y ansias. Iba a hablarme?

En eso, suena la puerta de una de las consultas. La de mi padre. En eso sale una mujer con un pañuelo en la cabeza y una chica que sostenía su brazo. La señora parecía esperanzada y eso fué lindo.

En eso mi padre se despide de ambas y mira la sala de espera. Mi vió a mi antes que al chico y dice.

- Diego, vamos, es tu turno.

Mi padre es una persona realmente dulce, le dió una sonrisa muy calida.

No sabía qué pensar de aquel chico. Tenía cancer? Se habrá curado? Qué hacía ahí???

...
Diego...

Una Chica Como Muchas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora