Ultrajada.

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Cómo pudo pasar algo así? Debió ser un mal entendido. Diego solo terminó lo que habíamos comenzado. Él no sería capaz de hacerme daño, es muy amable y perfecto.

Sin embrago, mi cuerpo duele por completo. No es la misma sensación incómoda de haber tomado y fumado como si mi vida se fuera en ello, es algo diferente, no sabría explicar. En serio me pasó algo así? A mi? Pero cómo?

Cuando desperté no entendía nada. Recuerdo haber estado en un jacuzzi, Diego me estuvo tocando, también nos besamos, estuve sobre él... Y luego? No sé. Desperté en su cama, desnuda. En mis muñecas y tobillos se podían ver marcas de cuerdas, todo mi cuerpo tenía moretones. Pero lo que más me asustó fue ver sangre sobre las sábanas. No entendía nada, solo atiné a tocar mi cuerpo completo: nada. Toqué mi entrepierna por las dudas y quedé helada. La Sangre venía de ahí.

Cuando llegó Diego, traía una bandeja con desayuno: dos tostadas con palta, un tazón con cereal, leche tibia en un jarrón pequeño, media naranja, jugo de frutilla, un muffin, un yogurt, una pastilla y una rosa de color azul.

- Hola, dormilona, te traje desayuno.- dijo mientras caminaba hacia mi. Volvía a sonreír, mi corazón se aceleró de nuevo.

Qué es esto? Es amor? Es miedo?

- Dónde están mis amigas?

-  Pedí que fuera mi chofer a dejarlas a sus hogares.

- Dónde están mis cosas? Quiero irme a casa.

- Tan pronto quieres irte? Pero si aún no desayunas, debes estar muy débil. Anoche estuvo... Magnífico- Se acercó a mi cara y me besó en la mejilla- Ya, come, se va a enfriar tu leche.

Tuve que desayunar ahí. Diego prendió su plasma con tantas pulgadas como para cubrir la pared. Era extraño estar a su lado, cómo podría haberme hecho algo como eso? No tendría que actuar de otro modo? Por qué me sonríe como si nada?

Una duda tras otra llegan a mi mente, todas sin respuesta aparente.

- Dónde está mi teléfono?

Diego apuntó al velador, sin dejar de mirar la pantalla. Tenía varios mensajes de mis amigas, hablando de lo genial que estuvo la noche. Ambas se lo pasaron bomba, tomaron desayuno juntas en el Starbucks del hotel, por cuenta de Diego. Luego Diego llegó con un  hombre, que las llevó a casa. Al parecer mis padres no estaban preocupados, de igual modo eran las 10:47, aún es temprano para llegar.

Comencé a comer con dificultad, sentía un nudo en la garganta. Tampoco tenía mucho apetito, pero me tomé la mitad del jugo muy rápido.

- Toma ese remedio, te quitará la resaca.- me dijo mientras pasaba la punta de sus dedos por mis muslos a medio cubrir con las sábanas. Hasta ese momento no noté que estaba sin polera alguna, así que le pedí algo para cubrirme. Me pasó una camisa suya. La tela era sedosa como ninguna otra tela que jamás haya tocado jamás.

La comida era digna de la alta cocina, a pesar de ser un desayuno común. No podía pedir menos, estando con un multimillonario. Pero no quise tomar la pastilla.

- Hoy tengo un evento de inauguración. Quieres venir conmigo? Iremos por ropa.

Realmente quería ir a mi casa a descansar. El cuerpo me dolía, mis muñecas y tobillos aún tenían marcas de cuerdas. Pero realmente quería saber porqué tenía sangre...

- Manché tu cama.- dije en seco.

- No te preocupes, cuando nos levantemos vendrán a limpiar, no pasa nada.- Cómo alguien tan comprensivo pudo hacer algo semejante? Tiene que ser un error.- Y? Nos vamos? Quieres tomar un baño antes? Aún nos queda tiempo.

Una Chica Como Muchas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora