Cuanto queda?

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Antes de abrir mis ojos sentí dolor en las cuencas de los ojos y el estomago con una sensación muy extraña, también tenía la boca muy seca. Entonces abrí los ojos y el dolor de cabeza que me vino me hizo cerrarlos al instante. No pude ni fijarme dónde estaba. No recordaba mucho qué había pasado anoche. Recordaba lo de aquel chico y que llamé a Diego, pero no sabía si llegó o qué...

Cuando logro abrir los ojos y enfocar, me doy cuenta de que no estoy en casa ni en ninguna casa conocida. A pesar de eso sentía una sensación de calma, me pareció demasiado extraño sentirme tranquila a pesar de no saber dónde estaba. Estaba acostada en una cama para dos personas y bastante comoda, las paredes eran de color café claro con dibujos en color negro. Los dibujos me daban una sensasión de calma, eran como muchas ondas y cosas así. Levanté las sabanas para mirar mi ropa y tenía toda mi ropa, estaba intacta. Solo mis zapatillas me faltaban, pero estaban ahí, a un costado de la cama. Al lado de la cama había un velador con un vaso de agua y una pastilla.

Tomé el remedio rapido y me levanté. En la habitación había un baño, entré a este y miré mi cara en el espejo. Era un desastre. Un total desastre. No voy a describir mi aspecto porque es facil imaginarlo.

Salí del baño y de la pieza. Al abrir la puerta sentí holor a comida, me hizo gruñir el estomago de inmediato. Era un holor delicioso. Entonces caigo en cuenta de que estaba en un departamento. Frente a mi había un pequeño pasillo con una puerta a un costado, pero se veía enfrente el living y parte de la cosina. Caminé y logré ver a Diego. Como era un departamento estaba todo junto, las unicas dos piesas, como tal, era la pieza que estaba en aquel pasillo y la habitación donde estaba acostada.

Había musica de fondo, "Shiver" de Luci Rose. Él estaba cantando y cocinando. Un sentimiento de calma y paz invadió mi mente, mi cuerpo, todo.

- Diego...?

- Liz! Despertaste! Mira, estoy cocinando un omelette para el desayuno. Espero te guste.- Su cara me parecía tan amigable, tan apacible.

- Muchas gracias... Diego yo..

- Tranquila, sientate ahí. Tomaste la pastilla que te dejé?

- Si...- En realidad me sentía bastante confusa porque no podia recordar bien qué había pasado en la noche, pero aún así, me sentía en paz y segura.

Diego se acercó con el omelette ya listo y todo lo necesario para el desayuno. Yo lo miraba muy sorprendida. Cómo es que podría haber conocido a alguien así? Hay alguna trampa?

- Liz? Te gusta el té? O prefieres café?

- Tomaré café, gracias.

Mientras él hacía todo, yo no dejaba de mirarlo. Mirar su rostro palido y ojeroso, pero agradable. Sus ojos color café pero con una luz interna que me sorprendía. Olvidé mencionar que no tenía cabello? Pero usaba la capucha de su polerón o un gorro para taparse, en otoño hace frío.

- Qué me miras?- Dijo.

- Oh... Eh... Nada, nada... lo siento...

Me sentía indefensa, como una niña pequeña. Hay alguna trampa en todo esto?

- No digas eso, no pasa nada. Toma tu Café, no tiene azucar, hechale tu.- se sentó frente a mi, aun que no era lejos, la mesa era cuadrada, para cuatro sillas- Cómo te sientes? Te duele algo? La cabeza, quizá?

- Ya se me está pasando, gracias por la pastilla.

- No te preocupes, me llamaste para ayudarte y eso estoy haciendo, no?

- Diego... podrías decirme... Qué pasó anoche?- Tuve mucha vergüenza.

- Ahm... anoche yo estaba aquí, ya casi por dormirme, pero no dejaba de pensar en ti. Entonces me llamaste y sonabas bastante mal, muy ebria y demás. Así que me bestí y fuí por ti. Al ver la ubicación, noté que estabas muy cerca de aquí, que coinsidencia, no? Así que llegué rapido por ti.

Una Chica Como Muchas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora