Dudas.

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- Hola Papi

- Hija, por favor, sé breve, tengo muchos pacientes.- me dijo dulcemente, pero también algo preocupado.- es algo grabe?

- No papá, realmente no es algo grabe- dije- quería pedir permiso para ir a casa de Katy a quedarme.

- Pero Liz... aash...

- Lamento haber interrumpido.

- Bueno Liz, te doy permiso, pero por favor  cuidate.- me dijo mirando mirando mis ojos.

- Gracias Papá, te amo.

Me acerqué a él y besé su cara, él me abrazó. Salí de su oficina feliz. Tomé mi telefono y me puse a caminar mirando la pantalla. Felíz le dije a Katy que me había dejado ir.

Pero nuevamente, ese laser en mi frente.

Diego estaba sentado en la silla de donde me habia parado. Mirandome fijamente. Me paré en seco y comencé a mirarlo. En eso, suena la puerta detras mio, mi padre llamando a una señora de unos 50 años aproximadamente, tenia muchas ojeras, se veía mal. Ella pasó y ya. Yo seguía ahí de pié mirando al chico.

Me sentí muy nerviosa y comencé a caminar, rapido. Caminé hasta salir del lugar donde iba la gente con enfermedades terminales. Volví a mi telefono.

Entonces alguién toma mi brazo.

DIEGO.

- Hola.

Mi corazón se puso a mil en un segundo. Su voz era realmente dulce. Me volteé de a poco para mirarlo. Noté que tenía unas leves ojeras y su piel era más blanca de lo que había notado.

- Eh... hola?

- Qué tal? Me llamo Diego. Mucho gusto.- extendió su mano para estrecharla con la mia, la cual correspondí.

- Hola, Soy Liz.- sonreí.

- Estuve mirandote allá mientras esperabamos. Sé que lo notaste.

- Oh... es que...

- Tranquila, está bien. Yo te esperaba fuera porque, bueno... me dió curiosidad... tu.

- Yo???

En ese momento me sentí mucho mas confundida que antes.

- Claro, tu. Caminas? Te invito a beber algo.- su sonrisa era realmente encantadora. En serio enternecedora.

- Eh... no es necesario, en serio. Ya debo irme.

- Puedo acompañarte?

- Eh...

- Tranquila. No soy alguien malo, solo trato de... bueno... prefiero arrepentirme de hacer las cosas antes de arrepentirme de no hacerlo.

- Oh...

- Te ves nerviosa, Liz. Vamos, te invito algo.

- Es que... debo irme...

- Te molesta si te acompaño, entonces?

Esa insistencia me ponía nerviosa, pero en realidad él tenía una sonrisa encantadora. Sus ojos se ven sinceros. Es realmente lindo este chico.

- Oh... bien, acepto tu invitación a tomar algo. Qué tomas?

- Me gustan los batidos. Te gustan?

- La verdad... nunca e tomado uno, cómo son?

- Ahora lo vas a saber, Liz. Tu nombre me parece realmente lindo.

Una Chica Como Muchas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora