¿Qué es?

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La señora lloraba en silencio, mientras Al, la miraba de forma estática. Ya no tenía esa sonrisa de hace unos minutos, subió su mirada para encontrarse con la mía. Luego, una persona pasó a través de él y desapareció.

Si mi corazón estaba asustado ahora se agitó más, me sentí fría, temblorosa y sudada, llevé por instinto mi mano a mi bolsillo donde reposaba de éste mí collar.

No podía procesar lo que acababa de ver, oír y sentir es una cosa, pero ver es otra. Jamás había visto algo como eso, si, solo una vez. Pero eso fue hace mucho. Cuando tenía 5 años.

14 años antes.

Estaba sentada en el porche con mi muñeca de trapo, la llamaba Poly. Mis padres estaban adentro con la familia, mientras yo estaba con Poly contemplando la lluvia desde afuera.

Me mecía en la silla pequeña Azul, mi dedo gordo estaba en mi boca y la acariciaba mi lengua. Cantaba una canción extraña, que no sabia de donde la había escuchado. Una sombra pasó por enfrente de mí, luego se escuchaban los faroles de la entrada. El viento era mas intenso y la sombra se hizo presente, tenía una figura rara, era pequeño, un poco más alto que yo, su pelo era algo negro, su tez blanca y sus ojos oscuros.

Se acercó a mí, su mano acarició mi mejilla, luego se sentó al lado de mí y tuve que voltearme para verlo.

— Eres bonita.

Lo miré, nadie me había dicho tan semejante cosa. Todos los niños me decían que era fea y tonta. Me escondí detrás de mí muñeca para que no viera mi pequeño rubor en mis mejillas.

Él sonrió y me guiñó un ojo.

— Quisiera quedarme toda la eternidad contigo, pero me tengo que ir. No me temas, te estaré observando.

Se levantó y sacó algo de su bolsillo, lo puso en mi cuello y luego besó mi mano.
Caminó hasta la lluvia y de su espalda salieron unas cosas extrañas negras.

— Espera, ¿Quién eres?

Él niño me miró y sonrió.

— Me llamo Gabriel.

Me acerqué, sin importar que mi mamá me reprendiera por haber arruinado mi atuendo.

— ¿Qué es?

Toqué las cosas extrañas que se movían en su espalda.

Son Alas.

Acaricié una pluma gris que sobresalía de todas éstas.

Arrancala.

Lo miré sorprendida, y aparté mano. Gabriel, rió y tomó mi mano.

— ¿No te dolerá?

Él negó. Yo tomé la pluma gris, cerré mis ojos y la arranqué, aun tenía los ojos cerrados, sentí un beso en mi mejilla y cuando los abrí, ya no estaba.

Miré hacia todos lados, pero no encontré nada. Observé la pluma que me había dado, ya no era gris, ahora tenia manchas oscuras. Toqué mi collar, sentí algo extraño recorrer todo mi cuerpo.

Hija, ¿Qué haces aquí afuera? Te vas a resfriar.

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Ese recuerdo todavía no se me había olvidado, Gabriel. No sabia, si era una imaginación mía o de verdad pasó. Si fuera así, todo esto que estoy viviendo actualmente, no es una locura...sería la realidad. ¿Pero qué de tener poderes? Eso es de películas.

Entonces ¿Qué es?...

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