¿De donde lo sacaste?

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Cerré mis ojos por el placer que sentía, al presenciar agua fresca recorrer mi cuerpo, el olor a frambuesa del jabón se queda impregnado en mí piel.

Até los cordones de la bota que llevaba puesto en mis pies y cepille mi largo cabello. Tomo la mochila y guardo: Ropa, comida, primeros auxilios y lo necesario para sobrevivir unos días.

Tomo un agua, el celular, pongo el collar en mi cuello y tomo las llaves. Miro por última vez la habitación y suelto un suspiro de mis labios.

Al salir, sentí un cosquilleo en mi espalda, me escondo más en mi abrigo y empiezo a andar. Mi mente solo maquinaba un recuerdo de la otra vez.

14 años antes.

— Hija, ¿Que haces aquí afuera? Te vas a resfriar.

Sólo la miré inocentemente y caminé con ella tomada de la mano.

Mami, ¿por qué no tengo alas?

Mamá me miró con el ceño fruncido y preguntó;—¿De donde sacas eso?

Un niño tenía alas, me regaló una mira.

Mamá tomó la pluma y la observó por vario rato.
Nos sentamos en el mueble de cuero negro y subí mis piernas a la mesa pequeña que había entre el medio.

— ¿Cómo eran las alas?

Mis ojos brillaron y sonreí.

Eran grandisima—Abrí mis brazosy hermosas.

— ¿De que color eran?—Preguntó papá de forma preocupada—.

Negras, y ésta era la única gris, pero cuando la toqué se manchó.

Papá se acercó al oído de mamá y murmuró algo que no logré escuchar.

Tris, cariño. ¿Cómo se llamaba el niño?

Un cosquilleo recorrió por mi espalda y un calor en la nuca. Miré hacia la ventana, donde se veía aquel niño, Gabriel.

OscuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora