Mi nombre es Park Jimin aunque parecía que eso a nadie le importaba. 'Grumete' por allí, 'enano' por allá; 'limpia bien la escotilla, zagal' por un lado, 'deja de mirarme, saco de pulgas' por el otro. Sentía que comenzaba a perder mi propia identidad.
Llevaba una semana a bordo del One Treasure, o así lo llamaban en el navío del que provengo. Se trataba de un barco que en su día perteneció a la flota inglesa, pero que un grupo de piratas lo robaron, acabando con la tripulación que lo navegaba en ese fatídico momento y cambiando las imponentes velas blancas por otras negras.
Corrían rumores por los puertos de que la tripulación de piratas que requisaron el navío era un grupo de esclavos asiáticos revelados contra sus amos. Sería una buena causa si realmente estuvieran en contra de la esclavitud: pero ahí me tenían, fregando arrodillado la cubierta que el resto de cerdos continuaban pisando sin cortesía alguna.
Suspiré pesado y mi flequillo largo voló unos segundos.
Incluso esclavizado en el barco anterior me hallaba en mejores condiciones: mis tareas eran servir el te y planchar. Sí, también fregaba, pero al menos lo pedían con algo de educación y no simplemente tirándome un cubo de agua y un trapo sucio.
La tripulación parecía cercana entre sí, aunque yo no supe diferenciar hasta qué punto se agradan los unos a los otros. Todos se trataban con normalidad, excepto el capitán.
Ese era el más repugnante de todos: siempre iba bien vestido -al menos en comparación a nosotros- y con aires de superioridad, como si siquiera tuviera la altura suficiente para mirarte por encima del hombro. Era frío, despiadado y cruel. Su piel era demasiado pálida, ¿no era un pirata? Sí, pero se la pasaba en su camarote todo el día. Desde el día en que mandó hundir el barco que me esclavizaba y me obligó a ser una de sus ratas no volví a verlo fuera de su estancia.
Aún me escocía la cicatriz de mi mejilla cuando recordaba ese día.
A veces el capitán Min me exigía en su camarote y me esperaba tras un enorme escritorio donde siempre tenía esparcidas cartas, mapas y manuscritos de forma desordenada.
Min me pedía permanecer un rato allí de pie, inmóvil, mudo mientras me observaba detenidamente, y luego me mandaba a fregar de nuevo. Era un tipo raro, bastante.
En definitiva, era el perro faldero de esa carabela. Lo único bueno que tenía es que Seokjin, el cocinero, me tenía lástima y desobedecía las órdenes del capitán para darme un plato de comida y no de sobras.
ㅡPark ㅡOí la voz grave de la mano derecha de Min y levanté la cabeza sin decir ni una palabraㅡ. El capitán requiere tu presencia.
Me levanté y froté mis rollidas enrojecidas, dejando el cubo y el trapo sobre la madera. Seguí al hombre fornido frente a mí.
ㅡ¿Por qué me llama tan seguido? ㅡNamjoon me miró de reojo.
ㅡReconocimiento, quizás.
Una vez entré, cerré la puerta detrás de mí. Min estaba recostado en su asiento con las botas encima del escritorio. Como siempre.
ㅡPark, ¿cuántos años tienes?
Preguntas banales, como siempre.
ㅡVeinte ㅡÉl carraspeó y yo corregí suavementeㅡ. Veinte años, mi capitán.
Me miró de arriba abajo, como siempre.
ㅡ¿Me estás agradecido, chico?
Repetía esa pregunta siempre. Y yo estaba obligado a responder lo mismo.
ㅡOh, sí, capitán ㅡDije tratando de ocultar el sarcasmoㅡ. Me liberásteis de mi esclavitud, sois muy generoso.
Si eso era libertad, preferiría morir.
Min rió grave, y me pidió que diera una vuelta sobre mí mismo. Como siempre.
ㅡEstá bien... desnúdate, Park.
Como siem-... ¡¿EH?!
ㅡ¿Disculpe?
ㅡDesnúdate ㅡRepitió entrecerrando sus ojos con curiosidad.
No obedecí, ¡por supuesto que no! ¿Por qué debía hacerlo?
ㅡPark ㅡMe advirtió de forma autoritaria.
Y tuve que ceder.
Me despojé de mi camiseta usada y de mis pantalones holgados. Me tapé la entrepierna con ambas manos y no me moví. Yoongi cambió la postura y bajó los pies del escritorio, inclinándose un poco hacia adelante.
ㅡAcércate ㅡLo hiceㅡ. Date la vuelta.
Pude sentir su mirada gélida perforar las cicatrices de mi espalda causada por los latigazos que me propinaban por desobedecer desde los seis años. Bajé mi mirada y también observé las marcas de mis antiguos grilletes en las muñecas y tobillos.
Escuché una carcajada sutil, y ladeé el rostro para comprobar que, efectivamente, el capitán observaba mi trasero.
ㅡ¿De qué es esa cicatriz circular en tu nalga, chico?
ㅡMarcaron mi trasero con metal ardiendo, capitán.
Hubo un pequeño silencio, no dejaba de mirarme.
ㅡ¿Abusaron de ti sexualmente?
Mi cuerpo tembló y sentí arcadas al recordarlo.
ㅡS-Sí...
ㅡ¿Qué edad tenías?
Otro silencio incómodo y repitió la pregunta. Volví a temblar.
ㅡOcho años, capitán.
Me ordenó girar de nuevo y descubrir mis manos. Avergonzado obedecí.
ㅡRetírate el cabello ㅡSin mi flequillo oscuro pude observar mejor su rostro inexpresivo y pálidoㅡ. Eres hermoso y tienes un buen cuerpo, Park.
No respondí, no supe cómo hacerlo.
ㅡAgradece mi cumplido, maldito desconsiderado.
ㅡGra... gracias, señor.
Se puso en pie y se acercó a mí. Aprecié ligeramente una diferencia sutil de altura, sería por las botas, pues el capitán Min no es que fuera muy corpulento.
ㅡRecorta tu cabello para mañana, así no puedes ver ㅡRetiró nuevamente mi pelo y me estremecí cuando nuestras miradas se encontraron tan de cerca y sin mi cabello de por medioㅡ. Vístete y sigue fregando.
Con un gesto de su diestra supe que era la hora de irme y comencé a vestirme apresuradamente para salir al fin de allí.
¡¿Qué diantres fue aquello?!
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One Treasure 《YoonMin》
FanfictionㅡEl joven Park estará muy satisfecho de formar parte de esta gran familia. ¿Verdad, grumete? Park Jimin le miró desafiante. ㅡSí ㅡY la felina mirada de Min le hizo corregir sus palabras rápidamenteㅡ. Sí, capitán. [Pausada hasta que mi inspiración vue...