O9; tesoro

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Le estuve evitando. Huía de él. Ignoraba cada vez que Namjoon me buscaba y me decía que el capitán me exigía en su camarote.

No quería ver a Min Yoongi.

Apenas me dejaba ver en la cubierta del navío; empecé a refugiarme en la cocina junto a Seokjin, quien descubrí que era muy comprensivo y cariñoso. Hice buenas migas con él muy rápidamente.

—¿Cuánto hace que no ves al capitán? —Me preguntó mientras calentaba una enorme olla y me daba algo de pan para comer.

—Una semana... creo. No estoy seguro.

Él suspiró y se retiró el cabello del rostro. Seokjin no parecía un pirata; parecía un príncipe.

—Se va a enfurecer, ¿lo sabes? Y será mucho peor —Añadió algunas especias a la enorme olla, que ya empezaba a oler bien. Yo mordisqueé el trozo de pan, mirándole sentado en una mesa repleta de utensilios sucios, aún por lavar—. ¿Qué hizo para que no quieras verle?

—Existir —. Respondí a la defensiva y obtuve una risa como respuesta.

—A todos nos cae mal el capitán, pequeño. Pero es como debe ser;firme, rudo y el pilar de esta tripulación.

—¿A Namjoon también le cae mal?

—Oh, no. Son amigos —Amplió una sonrisa. El rostro de Seokjin se iluminaba cada vez que se mencionaba al segundo de abordo en la conversación—. Dicen las lenguas que eran esclavos del mismo señor. Por eso son tan cercanos, se conocen desde niños.

Me imaginé a un Yoongi joven, de niño, y me invadió un sentimiento extraño.

—Namjoon debería ser el capitán. Es un poco menos... bueno, ya sabes... más...

—¿Más agradable? Bueno —Se encogió de hombros y añadió algunas cosas más que yo no sabría definir—. un capitán agradable traería problemas.El capitán debe ser alguien serio, frío y calculador. Namjoon es...muy impulsivo. Seguro que esta joya estaría en las profundidades del océano si estuviese a su cargo.

Rió mientras daba algunos golpes con el pie a la madera del barco,refiriéndose al hablar al navío entero. Yo reí junto a él.

—Min está sobrevalorado aquí. Seguro que si alguien acaba con su vida,no sería una pérdida notoria. Cualquiera podría ocupar su lugar —Seokjin alzó una ceja ante mi teoría, curioso—. Dolería más tu pérdida. O la de Hoseok.

—Eso dices ahora, pequeño. ¿Planeas un motín? No cuentes conmigo.

Reí y le lancé un trocito de pan minúsculo.

Esa misma noche, salí a despejarme a cubierta, pues vi la luz del camarote de Min encendida y deduje que estaba dentro. Pero en cuanto me acerqué a la proa del navío, sentí una mano tirando de mi camiseta desgastada hacia atrás y, con un pequeño grito de sorpresa, me giré y vi, cómo no, a Yoongi tirando de mí hacia su camarote.

—Desnudo,de rodillas —Dijo en cuanto entramos. Gruñó al ver que yo no respondía ni obedecía y dio un golpe contra su escritorio-. Park.

Agaché la cabeza y me desvestí con rapidez, cayendo luego de rodillas sobre la madera de la estancia. Min se acercó a mí y apartó el cabello de mi rostro con sus dedos fríos. Me atreví a levantar la mirada y observé su ceño fruncido con profundidad; ¿estaba enfadado? Vaya pregunta. Por supuesto que estaba enfadado.

Estuvo observándome con la mandíbula apretada hasta que se dignó a hablar.

—Me has estado evitando, rata —No respondí, la respuesta era una clara afirmación—. Se supone que debes obedecer al capitán.

One Treasure 《YoonMin》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora