Estoy en el puerto, esperando a que Ezra salga de su turno en el bar. Aunque es Nochevieja, no ha podido librarse de trabajar, pues The Bounty tenía reservadas todas las mesas para esta noche. No hay nada como tener una clientela fija y ofrecer un menú festivo para chuparse los dedos.
—Vaya, no me puedo creer que yo sea el afortunado al que estás esperando esta noche.
Me doy la vuelta al oír su voz y me fijo en lo guapo que está. Lleva unos pantalones de traje y una camisa con un pequeño dibujo geométrico que le sienta realmente bien. Aunque siendo franca, a mí me vale con sus pantalones gastados y sus camisetas de grupos.
—Puede que la afortunada sea yo —respondo antes de darle un beso—. Además, sabes que todo el mérito es de Oli, mi asesora particular.
Si no llega a ser por ella, hubiera recurrido al mismo vestido de Nochebuena, simplemente por no complicarme teniendo que buscar otra cosa. Pero Oli me avisó de que me buscaría algo para el cotillón de esta noche y ha cumplido con creces. Apenas puedo creer que a cambio de las tres prendas que eligió de mi armario, me haya conseguido un vestido palabra de honor y falda de vuelo adornada con flores bordadas en hilo de plata. En realidad, nunca había tenido una prenda tan bonita aunque también es cierto que nunca le he dado mucha importancia a estas cosas.
—Luego le daré las gracias, entonces. Feliz año nuevo —dice y aprovecha que aún no me he soltado de él para besarme de nuevo.
Es cierto, hace rato que fueron las campanadas.
—Feliz año para ti también.
Echamos a andar, hemos quedado con Oli, A.J. y unos cuantos más del grupo para ir a una fiesta en el centro.
—¿Qué tal la noche? ¿Mucho trabajo?
—Nada diferente a lo que ya estoy acostumbrado. Sabes que ese bar siempre está a tope. ¿Y tú? ¿Qué tal la cena?
Me río al acordarme.
—Bueno, teniendo en cuenta que María había cocinado para un regimiento... aún nos queda un montón que tenemos que comer mañana para que no nos eche la bronca cuando venga. No te imaginas, si abre la nevera y ve que no hemos terminado con todo, tendremos que aguantar sus reprimendas durante varios días.
Ezra me mira con cierto reproche.
—Eso es porque se preocupa por vosotros.
—Lo sé, pero hasta ahora era yo la que tenía que ocuparme de las cosas, no estoy acostumbrada a que haya gente cuidando de mí.
Ezra se detiene y saca su móvil del bolsillo mientras mira la pantalla extrañado. Duda un instante y finalmente contesta.
—Dime. Sí... no me jodas. En serio... esta vez se la va a cargar de verdad. Dame la dirección. —Guarda silencio mientras parece tomar nota mental—. Vale, sé dónde queda. Me acercaré ahora. Sí, lo sé. Gracias por avisar.
Guarda el móvil y me mira contrariado, sopesando qué hacer. Realmente está molesto con algo.
—¿Me vas a contar de una vez qué es lo que ocurre?
—Es Noah, dispuesto a empezar bien el año. —Da una vuelta sobre sí mismo y veo que su cabreo es monumental. Nunca le había visto así—. Nos dijo que iba a casa de uno de sus amigos, pero era mentira. Está en una fiesta clandestina. El que me ha llamado es un tío de confianza, al que tengo puesto en aviso, por si le ve aparecer en alguna de las fiestas que él frecuenta. No es la primera vez que le pillo.
ESTÁS LEYENDO
La vida vuelve
Teen FictionAlma es una chica de 19 encerrada en sí misma. Llega a una pequeña ciudad costera para empezar en la escuela superior de arte, aunque a cambio tendrá que vivir con un padre al que apenas conoce. Por azar o por destino, el primer día coincide con Ezr...