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-Este vestido no me gusta- comencé a patalear como niña.

Acababa de salir del probador con un vestido que había elegido Mariana para mi. Era azul y un poco pegado hasta la cintura, luego comenzaba la falda acampanada. La verdad es que no estaba tan mal, pero era algo corto y, además, lo había elegido Mariana.

-Pero si te queda precioso- refutó Mau.

-No ayudas mucho - dije entre dientes.

-Ah, es cierto, no va contigo. Además es demasiado corto.

-Bien, entra y prueba otro- habló Mariana, mientras me empujaba dentro del probador otra vez.

-¡Quiero jeans!- grité desde dentro, al ver que me pasaban otro vestido.-¡Y suéteres!

-¡Prueba ese primero!- respondió Mariana.

Bufé y comencé a quitarme el vestido azul. Me probé el otro vestido, era negro y muy simple, pero me gustaba, y puesto quedaba de maravilla. Aunque no sabía si lo había elegido ella o Mau, así que no estaba segura de comprarlo o no.

-¡Vamos! ¡Quiero ver cómo te queda!- exclamó Mau

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-¡Vamos! ¡Quiero ver cómo te queda!- exclamó Mau. Sonreí y salí.- Me gusta - dijo sonriente.

-A mi igual- dije mirando hacia abajo y agarrando la falda del vestido. Me miré los pies y moví los dedos como estúpida. No sé si me salió lo "tierna", o si en serio era muy pendeja.

-Bien, compraremos ese, aunque no te quede tan bien - dijo Mariana.

Hice una mueca.- Vale pero, ¿y mis jeans y suéteres?

Rodó los ojos y fue a buscar la ropa. Le enseñé la lengua en cuanto me dio la espalda.

~•~

Al cabo de dos horas, ya tenía converse nuevas, negras, azules, rojas, verdes, moradas, no sabía si iba a usarlas todas pero sabía que quería sacarle dinero a Mariana; 15 suéteres, unos blancos, otros grises, otros celestes y otros negros; y por supuesto mis jeans, que eran 7, y de los cuales sólo dos eran normales y los demás todo rotosos. Algunos eran celestes, otros grises y otros negros, no era muy fan de los jeans azules.

-Ahora toca lo mas importante: la librería -. Se me dibujó una sonrisa en la cara. Si había algo que me haría olvidar toda la pesadilla que había estado sufriendo en ese tiempo, eso eran los libros. Esas aventuras, esos amores, esos enemigos y esos amigos, esos protagonistas y esos secundarios, esos mundos realistas y esos mundos fantásticos...Simplemente, libros. Ese era mi escape, no sólo de mis simples problemas sino también de todo el mundo en sí. Los libros me transportaban a otra galaxia, otro universo. Era simplemente increíble.

-Vale, pero tienes 20 minutos para elegir tus libros, y sólo puedes elegir 5.

-¡¿5?!- me exalté.- Que sean 10 y trato cerrado.

-5

-10

-5

-10

-6

-10

-Así no se negocia, yo acabo de subir mi oferta, ¿no deberías bajar la tuya?

-No deberíamos ni siquiera negociarlo.

-Yo puedo hacer lo que quiera, recuerda.

-Y yo podría no cooperar.

-Entonces ya sabes quién lo pagaría - sonrió ampliamente. Sabía que Mau era mi debilidad.

Eso tenía que cambiar. Mau no podía ser mi debilidad y, si lo fuera, ella no debía saberlo. Ella no debía tener control sobre mi bajo ninguna circunstancia.

»Pero lo tiene...«

Todo estaba fuera de control. Ella se había convertido prácticamente en mi maldita dueña. Decidía qué debía hacer y cómo debía hacerlo. ¡Incluso con quién!
Recordé todos y cada uno de los días que estuve ahí, de cómo me golpearon, cómo tenía que dormir y dónde, cómo debía pedir permiso para ir al baño y que, cuando lo hacía, alguien debía custodiarme, y de cómo abusaron de mi...Incluso peor, de cómo ella se burló de mi, cómo arrastró mi dignidad por el piso y la pisoteó una y otra vez al subir esos vídeos a internet. Y ahora yo estaba hundiendo aún más esa poca dignidad que me quedaba, cooperando con ella.

Me paré firme.

-Me voy.

-¿Qué?- preguntó Mariana, confundida. Mau simplemente me miró, con una extraña expresión en la cara.

-Me voy, Mariana, no voy a quedarme y cooperar con tus estupideces. Volveré a casa, esto se terminó.

Ella rio tan fuerte que creí que mis tímpanos explotarían.

-A ver y, ¿como crees que te irás?

-Con tu dinero. Me pagarás un pasaje de nuevo a México. Cuando llegue a casa simplemente diré la historia que quieres que cuente, pero no seguiré contigo un minuto mas.

-¿Y qué te hace pensar que voy a aceptar hacer eso?

-¿Y qué te hace pensar que voy a aceptar hacer eso?

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-Lo harás-. Hice una pausa. - Porque es la única manera en que dejaré a Mau en paz. No hablaré con él, no me voy a acercar a él. Será todo y completamente tuyo.

No me atreví a mirarlo ni en ese momento, ni cuando me alejaba hacia la puerta. Simplemente caminé a paso firme hasta la salida, sin mirar atrás. No quería ver la expresión de su rostro, no quería ver la decepción en sus ojos. Y no quería que viera las lágrimas que amenazaban con salir de mis ojos, no quería que viera cómo me temblaba el labio por atajar cualquier sollozo que asomara mi garganta. No quería que viera que aún seguía siendo mi debilidad. Eso tenía que cambiar y había encontrado la manera perfecta para hacerlo: alejarme. Aunque eso significara dejar que Mariana ganara. Porque lo que ellos no sabían era que todo, absolutamente todo, era parte de un plan. Y si todo salía a la perfección, Mariana terminaría a unos hermosos 3 metros bajo tierra...

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No puedo creer que me haya tardado tanto en escribir este capítulo xd les pido disculpas, en serio, y espero que sigan leyendo la novelas amo

Fantasmas del Pasado (Screamau&Tu) #2 ImpossibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora